Los Viajeros Opuestos
En general y conociendo el tema de la obra "Los Viajeros Opuestos", creo que lo visto superó mis expectativas y el resultado fue ser testigo de un trabajo que logra mostrar y transmitir la esencia de un tema que es tan humano en cuanto a su ocurrencia y que, a partir de un drama personal, se expone a los demás.
Aquí hubo algo muy especial y totalmente distinto a lo que ocurre en el teatro: la obra partió al aire libre, con la complicidad de la noche, en la pampa, con la magia del desierto que fue un referente permanente, un personaje en la obra de Andrés Sabella. Luego vemos una casa muy típica, casa de gente sencilla, en cuya azotea se mueven los personajes del drama, en forma figurada, porque los personajes actores vendrían después
Ya a esa altura me nace la duda ¿va a ser una obra alegórica metafórica con danza al aire libre? Viene lo especial: las mujeres de la azotea bajan y nos invitan muy suavemente a ingresar a la casa y ahí se siente que somos intrusos que vamos a ver en primera línea el drama que encierra la obra. Yo no sé si los demás, pero yo sentí que todos lo hacíamos con mucho respeto, como que pasamos a ser actores y parte de la puesta en escena que presenciábamos.
Fue una sensación notable, quedé encantado, porque me sentí parte integrante de la obra.
Si a lo anterior agregamos que la cantidad de símbolos que rodean, tanto la escenografía como la actuación, siento que es un trabajo que me hizo maravillarme y hundirme en la tragedia que se presentaba ante mis ojos. Uno de los símbolos que más me impactó fue la preparación de la despedida final del drama. El actor es vestido por sus mujeres de las antípodas del drama o por las musas del poeta: se me confundieron ambas y eso es extraordinario.
Reitero. Quedé encantado y con deseos de ver más teatro gracias a esta fantástica puesta en escena, que logró rescatar un texto de hace setenta y cinco años y que sin embargo tiene los elementos del teatro moderno: luminosidad, música, baile, en un contexto. Surrealista.
B. Tapia