Eugenio Sugg Gálvez
Un total de 21 mil puestos de trabajo consideraban -durante su peak de construcción- los dos principales proyectos mineros regionales pospuestos durante 2016 debido a la baja del cobre. Se trata de las iniciativas de inversión Fase II Minera Sierra Gorda de KGHM y Radomiro Tomic Sulfuros Fase II de Codelco, que entre ambas sumarían una inversión de US$6.900 millones.
En efecto, el principal impacto de la caída en los precios del metal rojo se constató en el empleo. De acuerdo a la última medición del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) durante el trimestre julio-agosto, la tasa de desocupación regional llegó 8,4%, la más alta del país y la mayor en la zona desde enero de 2010.
Y es que las empresas mineras no sólo se vieron en la obligación de reducir significativamente sus dotaciones propias y de contratistas, sino que además muchos proyectos previstos para ejecutarse en el corto y mediano plazo comenzaron a posponerse una vez dimensionada la profundidad de esta crisis.
La minería, que durante las última décadas se había transformado en la primera fuente de empleo regional, cedió ese lugar al comercio, sector que está absorbiendo parte de esa mano de obra cesante, aunque -obviamente- en distintas condiciones.
Así, la industria pasó de emplear a 63.030 personas en el trimestre julio-septiembre de 2013, a sólo 46.810 registradas en la última medición del INE.
Es decir, en los últimos tres años perdió más de 16 mil plazas laborales.
Postergados
Proyectos como Lomas Bayas III Sulfuros de Glencore (US$ 1.600 millones) y El Abra Mill Proyect de Freeport McMoran (US$5.000 millones) fueron sólo la antesala de lo que ocurriría este año.
En este último caso, la compañía además decidió -en octubre de 2015- bajar al 50% su producción y prescindir del mismo porcentaje de su dotación propia.
Pero lo peor aún estaba por llegar.
En mayo pasado la estatal polaca KGHM oficializó su decisión de postergar de manera indefinida el desarrollo de la Fase II de Minera Sierra Gorda, basados en "nuevos antecedentes asociados a la mineralización del yacimiento y el considerable aumento de los gastos respecto de lo estimado en los planes iniciales del proyecto".
Esta iniciativa aportaría unas 6 mil plazas laborales durante su peak de construcción y la contratación de unas 2.500 personas de manera permanente para su operación.
A lo sucedido en Sierra Gorda se sumó el anunció hecho por Codelco en octubre de este año.
Presionada por la fuerte caída en el precio del cobre y la escasa disposición de recursos frescos, la estatal pospuso hasta 2024 la ejecución de Radomiro Tomic Sulfuros Fase II, para la cual había calculado una inversión de US$5.400 millones.
Esta iniciativa aportaría cerca de 15 mil puestos de trabajo en su etapa de construcción y otros 2.200 permanentes.
Estabilización
Desde el gobierno reconocen el complejo momento de la minería y apuestan por una estabilización hacia 2018.
"Cochilco y varios analistas importantes proyectaron que el precio del metal se estabilizará en torno a los US$2,20 la libra hacia 2018. Ese nivel de precios hace factible varios proyectos que están a la espera y ese puede ser el caso de la Fase II de Sierra Gorda y de los Sulfuros de Radomiro Tomic", comentó el seremi de Minería, Cristian Montecinos.
"Lo de Codelco también va a pasar un poco por la voluntad política del gobierno de turno, sobre todo en lo que respecta a su capitalización. Si hay una buena inyección de recursos a la estatal, es posible que ésta agilice la materialización de sus proyectos estructurales y en específico de Radomiro Tomic", dijo Montecinos.
Eso -según la autoridad- sería un gran impulso a la dinámica económica de la zona y también al alicaído empleo sectorial.
puestos de trabajo perdió la minería regional durante los últimos tres años, según el INE. 16.000