Llegó casi en silencio y tratando de no llamar la atención, fue difícil, pero rápidamente se sentó en la segunda fila del comedor del campamento Luz Divina. Vestía camiseta gris y buzo deportivo. Conversó con algunos pobladores y saludó al padre Felipe Berríos.
Así comenzó la tarde para el exseleccionador de la "Roja", Marcelo Bielsa, en el sector norte de la ciudad.
Sin mediar invitación de por medio, el argentino quería acompañar a "su amigo" Berríos en la primera ceremonia de titulación del Centro de Formación La Chimba, el cual es encabezado por el sacerdote jesuita como capellán y Susana Véliz en la dirección.
Tras ver unos videos, los invitados y estudiantes pasaron al patio principal del recinto para dar inicio formal a la entrega de títulos.
Bielsa no quería ser protagonista del evento, pese al gran número de periodistas apostados en el lugar, por lo que se sentó en la última fila y aplaudió con fuerza a cada uno de los estudiantes.
Regalo
En un momento Berríos se sentó con él, sin salir de su concentración y dando cada saludo que podía a los vecinos, quienes con cariño agradecían lo realizado en la selección.
Cuando la ceremonia terminaba, el propio sacerdote agradeció el gesto de Bielsa de venir a esta actividad, por lo que le regaló un barco en miniatura que el propio jesuita construyó.
"El barco estaba armado y lo teníamos acá. Me emocionó tanto el gesto de Marcelo que se lo regalé por esta sorpresa que nos dio, no tan sólo a mí, sino a los estudiantes. El quiso venir a apoyar con su presencia. Yo no sabía que venía, me empecé a enterar por la prensa que estaba en Antofagasta. Somos amigos y le tengo mucha admiración", dijo Felipe Berríos.
Una vez terminada la ceremonia, los pobladores se acercaron al entrenador para pedir fotos y autógrafos, a lo cual Bielsa no se negó, por el contrario, atendió a cada una de las personas que lo saludó.
El argentino, reconocido "amante" del desierto, estaría hasta el lunes en la ciudad y sus alrededores.
Así fue la emotiva tarde de Marcelo Bielsa Caldera en Antofagasta, donde participó activamente en la actividad de su amigo, teniendo siempre la impronta de que quienes viven en los campamentos no necesitan caridad, sino dignidad.