Eugenio Sugg Gálvez
A pesar del escenario de desaceleración económica que atraviesa el país y en particular la región de Antofagasta por la baja del cobre, el monto de los proyectos de inversión ingresados a tramitación ambiental durante 2016 creció un 11,3% respecto del año anterior, sumando US$12.535 millones.
De acuerdo a la información disponible en el sitio web del Servicio de Evaluación Ambiental (SEA), durante el año pasado fueron presentados 36 proyectos que en total sumaron US$12.535 millones.
Entre las iniciativas de inversión más importantes se cuentan los proyectos de generación eléctrica Fotoelectricidad El Loa (Andes Green Energy, US$6.500 millones), Planta de Concentración Solar de Potencia Likina Solar (Likina Solar Spa, US$2.400 millones) y Planta Solar CEME 1 (CEME 1 Spa, US$608 millones).
Cambios
Como se puede apreciar el portafolio regional está compuesto mayoritariamente por proyectos energéticos de Energías Renovables No Convencionales (ERNC).
De hecho, durante 2016 las iniciativas de inversión en el sector eléctrico superaron ampliamente a la minería sumando US$11.132 millones y logrando una participación de 89% en la cartera.
Los proyectos mineros -tradicionalmente la principal fuente de inversión y generación de empleo en la zona- sólo sumaron US$1.107 millones.
Esta situación marca un cambio radical respecto de lo sucedido en 2015, cuando la composición de la cartera regional de proyectos era completamente inversa.
Durante ese año, fueron 73 las iniciativas de inversión ingresadas a evaluación ambiental, las que sumaron US$11.119 millones.
El sector minero concentró en 2015 el 78% (US$8.668 millones) de la inversión ingresada al SEA con proyectos de magnitud como Desarrollo de Minera Centinela (US$4.350 millones), Minerales Primarios y Planta desalinizadora y suministro de agua industrial, ambos de Minera Spence por US$2.400 millones y US$800 millones respectivamente.
Incertidumbre
Respecto de esta situación, el Geógrafo y especialista en evaluación ambiental de SGA, Freddy Merino, comentó que "la máxima baja de proyectos de inversión se ha dado en los proyectos mineros. La baja en el precio del cobre y la incertidumbre generalizada sobre las reformas del gobierno han creado un clima desfavorable a la inversión en el corto plazo".
El experto citó datos de la Corporación de Bienes de Capital (CBC), según los cuales en el trimestre agosto-octubre, disminuyó la intención de inversión en US$900 millones en el rubro minero respecto del trimestre anterior, y se calcula que esta bajaría unos US$5.000 millones a 2020.
"Existe una buena parte de proyectos de energía renovable -especialmente fotovoltaicos- que por diferentes razones también están estancados a la espera que el mercado se regularice después de la última licitación de bloques de energía. En este ámbito, también se está a la espera que las construcciones de líneas troncales superen las barreras que se les ha presentado y de la cual dependen casi todos los grandes proyectos de generación eléctrica", aseguró Merino.
Desde el gobierno regional, la seremi de Economía Gabriela Gómez, valoró el trabajo que viene desarrollando la Mesa Público - Privada pro Crecimiento, que busca acelerar la tramitación ambiental de una cartera de proyectos priorizados por US$37.489 millones en los sectores minero, energético y construcción.
"Logramos la aprobación de los proyectos más importantes como Radomiro Tomic Sulfuros, Desarrollo Minera Centinela y los de Spence. Ahora depende de los titulares si los concretan o no", aseguró.
Inversiones postergadas
Respecto de la baja en la cartera de proyectos mineros, el geógrafo y experto den evaluación ambiental de SGA, Freddy Merino, comentó que la caída del precio del cobre obligó a todos los agentes a reducir costos en todos sus frentes, postergando las inversiones en el corto plazo. "A esto también hay que sumar un clima de incertidumbre político por las próximas elecciones en Chile y la postura que tendrán los candidatos en materias relacionadas con el crecimiento económico. Por último, todavía queda por ver cuáles serán las consecuencias definitivas del cambio de gobierno en Estados Unidos y el potencial crecimiento de la demanda de cobre desde China".