¿Quién se creen que son?
Sin vergüenzas, inoperantes y poco empáticos, eso fue lo que aparentaron en un principio y terminaron siendo la especie de aquel calibre. Sí, a ustedes, jugadores de Santiago Morning, cayeron en la bajeza más grande en el fútbol, la discriminación.
Desde que se creó el fútbol, el hombre era el líder del terreno, dentro y fuera de la cancha. Hoy en la actualidad, la realidad no cambia mucho. Paulatinamente crecía la ambición de las "empoderadas" mujeres que se integraban a la rama futbolística en el nuevo milenio, pero con el infalible rechazo y siendo participes del ensañamiento por parte del universo futbolístico.
Hablar y visualizar que la mujer pisaba un balón de fútbol era una burla. Una imagen atípica, asociándola con la falta de feminismo para practicar el deporte, que es, el más connotado a nivel mundial. Imagínense solamente, pensar que una mujer podría dirigir un equipo de hombres, para los escrupulosos vendría siendo un pecado capital y una falta de respeto para ellos.
Lo sucedido con Paula Navarro, refleja lo ridículo y la beligerancia que existe en este país. No dejaron romper el esquema, no permitieron hacer el cambio rotundo en la órbita del fútbol chileno, el mostrarse reacios a que una mujer con capacidades amplias en el rubro, dirigiera un plantel de hombres, solamente por ser una fémina, insólito.
Para colmo, los dichos del capitán del "Chago" Morning, manifiestan el déficit de proporciones, que, sufren los futbolistas chilenos en el progreso de contenido sociocultural y su pensamiento machista. "La mujer ha avanzado y tiene capacidad suficiente, pero de ahí a entrar a un camarín masculino, no estoy de acuerdo", así culmina la frase gloriosa del "capitán" de un equipo de fútbol. Para luego salirse a su favor, debido a que, Navarro no podrá dirigir y solo podrá ser una asistente de campo.
Señores futbolistas, periodistas y amantes del fútbol. Detengamos esta debacle gigantesca. No podemos permitir que por tipos como el señor Hernán Muñoz, capitán del Morning, las mujeres queden en la lista de espera por no cumplir con sus pretensiones, ni la de sus compañeros, dejándolas sin proceso de desarrollo en sus expectativas deportivas.
Matías
Larraín
comentarista deportivo