"El desarrollo que está teniendo la ciudad atrae otro tipo de criminalidad"
La abogada Loreto Flores Tapia, titulada de la Universidad de Chile con magíster en Criminología y Justicia Penal, además de posgrados en el país y el extranjero sobre gerencia pública, asumirá el 1 de septiembre como jefa de la Defensoría Penal Pública (DPP) en Antofagasta.
Con una amplia experiencia en la Reforma Procesal Penal, esta profesional tendrá desde entonces el desafío de dirigir la unidad encargada de brindar defensa en las causas penales de la región.
En su primera entrevista como defensora regional habló sobre los últimos crímenes que remecieron a Antofagasta, los delitos más comunes en esta zona y la situación carcelaria de la región. Sobre este último punto dijo que "con la nueva cárcel, la reinserción será una posibilidad para los internos".
TRAYECTORIA
Usted ya pertenecía a la DPP, ¿qué cargo desempeñaba y en qué consistía?
-En 2005 ingresé como jefa de estudios de la Defensoría. Se trata de una jefatura especial a la que se postula por un concurso público muy riguroso, y quien la obtiene dura entre tres y seis años en el cargo (...) El Departamento de Estudios se encarga del apoyo a los defensores, en temas de jurisprudencia y causas. También de verificar los estándares de defensa y que los imputados tengan un trato digno.
¿Por qué decidió postular a defensora regional y qué diferencias hay con su antiguo cargo?
-Lo decidí porque son etapas. Cuando llegué a la Defensoría en Antofagasta mi rol era completamente el de defensora. Después como jefa de estudios seguí ligada a la defensa penal, sin embargo, de a poco comencé a realizar más gestión. Es un área diferente para la cual hay que capacitarse y ya no podía participar de causas como antes ni tomaba juicios orales. Entonces, cuando postulé a jefa de estudios por segunda vez me di cuenta que debía terminar este proceso y que el próximo paso sería aspirar a defensora regional. Por eso cuando se abrió la posibilidad de postular, lo hice.
Las diferencias con el anterior cargo obviamente son que ahora tengo muchas más responsabilidades y tengo que hacer más gestión. Tengo que liderar la región para poner ciertos énfasis en la defensa, no en casos particulares, sino para que el trabajo sea de calidad. Para ello tenemos 30 defensores en la región, entre licitados e institucionales.
CRÍMENES
Desde su experiencia profesional y como defensora, ¿qué análisis hace de los últimos crímenes de alta connotación en la ciudad?
-Lamentablemente es algo esperable. Las sociedades se complejizan cada vez más y Antofagasta no es la misma de hace 10 años. La delincuencia tiene procesos que van modificándose. El desarrollo mismo de la ciudad atrae otro tipo de criminalidad. Nosotros nos hacemos cargo de la criminalidad que llega al sistema, pero para evitar esto se necesita prevención, y hay instituciones que trabajan en ello.
Las zonas que tienen un mejor desarrollo atraen a personas que están en situaciones de inseguridad en sus países, por eso llegan algunos grupos que sólo vienen a delinquir. Aunque esto es algo bastante minoritario en relación a los que llegan acá a trabajar, pero son antecedentes que tenemos que prevenir. Se necesita mucha investigación, no es lo mismo dos amigos que compartían y por una discusión uno de ellos termina muerto, a los homicidios que hemos visto en los últimos meses. Por eso son necesarias investigaciones profundas para detectar si hay pequeños grupos delictuales organizados.
Respecto a los casos que ustedes manejan, ¿cuáles son los delitos más comunes?
-Chile todavía no es un país violento, las cifras en relación a los delitos de homicidio no alcanzan a ser del 1%. Los delitos en nuestra región más recurrentes son contra la propiedad, hurto y lesiones leves. También los manejos en estado de ebriedad. En este último tema la ley es bastante rigurosa, aunque a veces comunicacionalmente queda otra sensación.
TRASLADO
La Defensoría realiza visitas periódicas a las cárceles de la región. ¿Tendrán mejores condiciones los internos con la entrega del nuevo penal concesionado?
-La situación del Centro de Cumplimiento Penitenciario (CCP) era de gran hacinamiento, por eso vemos que la reinserción será una posibilidad en la nueva cárcel. Esto era algo difícil en el CCP, porque los internos debían pasar cinco años en un espacio de cuatro por cuatro metros junto a otras 50 personas y así es difícil que vuelvan a reinsertarse en la sociedad. En cambio, en el nuevo recinto, tendrán sus propios espacios, talleres y trabajos remunerados intramuros que les permitirán tener un vínculo con la sociedad cuando salgan. Cambia el concepto de la dignidad de la persona, otorga garantías para cumplir condenas en condiciones aptas.
El Centro Penitenciario era la tercera cárcel más hacinada del país y Gendarmería hacía tremendos esfuerzos por mantener el orden en el penal. Por eso creemos que la cárcel concesionada es un gran avance para la región.
¿Cuál es el sello que desea imprimir a su gestión en la Defensoría?
-Las directrices a nivel nacional están enfocadas hacia los grupos vulnerables. Hablamos de los adolescentes infractores de ley, debido a su poca edad, un buen trabajo de reinserción los puede alejar de una carrera delictual. Que se apliquen los principios de la justicia especializada, porque no es lo mismo estar privado de libertad de los 30 a los 33 años, que de los 14 a los 18. En este último caso se trata de toda una vida para el adolescente, mientras que entre más adulto el tiempo pasa "mucho más rápido".
El segundo grupo son los extranjeros. No todos vienen a delinquir y están en un país donde no conocen bien las leyes y sufren el estigma de ser inmigrantes. Es importante poner un énfasis en ellos. Por último, las personas con discapacidad mental, es una gran deuda la atención hacia ellos. Algunos cometen delitos pero tienen paranoias o esquizofrenias y necesitan protección y velar por la mejor forma de terminar con su conflicto penal.