Guido Silva es padre de tres niñas de 4, 5 y 6 años. En septiembre del año pasado, haciendo caso a las recomendaciones de varios amigos, postuló a sus dos hijas mayores al Colegio Chañares de Antofagasta.
"Eran pocos alumnos por nivel, aceptaba a niños de diferentes realidades, como menores con Síndrome de Down, y por todo eso nos pareció un proyecto con valores cristianos muy similares al de nuestra religión", comenta Guido.
Las menores postularon a cupos para 1° básico y kínder, rindiendo las pruebas que contempla el proceso de selección del establecimiento privado.
Al poco tiempo ambos padres fueron informados que las niñas habían sido aceptadas en el colegio, ya que obtuvieron 100% y 91% de rendimiento en las pruebas. Sin embargo, antes de formalizar el ingreso debían sostener una entrevista con el rector.
Durante dicha instancia, el padre de las niñas notó un brusco cambio tras mencionar su religión. "La entrevista iba súper bien hasta que se nos pregunta a qué iglesia íbamos, entonces reiteramos que éramos mormones. Ahí todo cambió y empezaron una serie de cuestionamientos", afirma.
Días después el colegio cambia su parecer y les informa que las niñas no habían sido aceptadas, presentando como argumento su religión.
"Fui al colegio para saber por qué no habían quedado si su rendimiento en las pruebas fue muy bueno. Entonces la encargada de admisión me dijo que no fueron aceptadas por ser mormonas, ya que el colegio es católico y enseña esta religión, lo cual podía provocar una confusión en mis hijas", señala el apoderado.
Guido Silva agrega que cuando postuló al colegio, él y su esposa conocían el tipo de enseñanza que impartía, estando de acuerdo en gran parte con los valores que predica la Iglesia Católica.
Además comenta que como familia piensan que es bueno que las niñas aprendan otros pensamientos y religiones, considerando que este mundo es muy diverso en todo sentido. "No es bueno que crezcan en un ambiente encasillado y rígido, deben conocer otras realidades", afirma.
Ante la negativa y argumentación del colegio, Guido y su familia decidieron denunciar los hechos a la justicia, amparados en la nueva Ley Antidiscriminación, más conocida como "Ley Zamudio".
El abogado Ramón Valverde presentó el 22 de noviembre una acción legal por discriminación arbitraria ante el 2° Juzgado de Letras Civil de Antofagasta.
El proceso contempló una audiencia de conciliación con el colegio los primeros días de enero, donde las partes no llegaron a acuerdo.
Si bien el establecimiento ofreció incorporar a las menores, los padres argumentaron que ya fueron matriculadas en otro plantel, también católico.
El siguiente paso fue la audiencia de juicio, que se llevó a cabo ayer. Allí ambas partes presentaron sus pruebas documentales y testimoniales.
El único que declaró, por la parte demandada, fue el representante legal del colegio, quien sostuvo que el establecimiento particular nunca ha incurrido en conductas discriminatorias y que este caso no era una excepción.
El abogado Valverde argumenta que la acción legal presentada por la familia busca sentar un precedente en la materia. Esto, por la gravedad de los hechos.
"Aquí se discriminó a dos niñas, de 5 y 6 años. Cómo yo puedo educar en este país y decir que la discriminación es mala, si los mismos establecimientos educacionales discriminan a los niños", interrogó el profesional.
El Colegio Chañares en su contestación al tribunal (documento público), expresa que "se les comentó a los padres de las menores que esta discrepancia de credos, atendido que siempre debe primar la educación de la familia por sobre la que imparte en colaboración el colegio, podría crear confusión y desorientación de las menores, desviando el norte espiritual fijado en el núcleo familiar".
El escrito agrega que "esto en ningún caso derivó en el rechazo discriminatorio alegado. El colegio Chañares en toda su existencia, nunca ha discriminado arbitrariamente por motivos religiosos".
En cuanto al rechazo de las dos niñas, señala que "tal vez debido a un error del funcionario a cargo de este caso, el colegio no logró culminar el proceso de re-evaluación en forma óptima".
Añade que "el acto reclamado por la recurrente tiene la apariencia de discriminación, y lamentamos profundamente este hecho, sin embargo, lo atribuimos única y exclusivamente a un error de nuestra parte (...) en transmitir la aprensión del colegio ante un eventual conflicto espiritual de las menores postulantes".
En el escrito se reconoce el error, pero se argumenta que éste en ningún caso significó un rechazo en forma expresa y formal al ingreso de las menores afectadas, "por lo que no se ha configurado el acto discriminatorio que se alega".
Según explica Ramón Valverde, el colegio se arriesga al pago de una multa, según lo determina la Ley Antidiscriminación, la cual es fijada por el tribunal.
El mismo cuerpo legal establece que tras la presentación de pruebas, el juez debe dictar sentencia en un máximo de 15 días, plazo que en este caso podría extenderse hasta mediados de marzo, ya que durante febrero el Poder Judicial entra en receso.