Hijos dicen que Luchsinger portaba arma por seguridad
Werner Luchsinger Lemp (74) estaba consciente de la inseguridad que vivía en su casa y en el campo, del fundo Granja Lumahue. Para su tranquilidad, y la de su familia, era frecuente que portara su una pistola marca Browning, calibre 7.65 milímetros.
Este detalle fue parte de la declaración de dos hijos del matrimonio asesinado: Jaime y Mark Luchsinger Mackay, quienes dieron sus relatos ante el tribunal como parte de la prueba de los querellantes en el caso donde figura como único acusado el machi Celestino Córdova Tránsito (27).
Los hermanos comentaron que Werner Luchsinger generalmente, al estar al interior de su campo, llevaba en su cinturón el arma de fuego, la misma que según la investigación de la Fiscalía habría percutado la noche del 4 de enero de 2013 para repeler a los encapuchados. Y de paso, herir a Córdova.
Explicaron también que era una conducta habitual que las cortinas y las puertas de la casa, en el fundo Granja Lumahue, se cerraran a más tardar a las seis de la tarde, con el fin de que desde el exterior no se vieran los movimientos de la familia. Incluso Mark Luchsinger recordó que en más de una oportunidad su padre le comentó que era peligroso que él se quedara en la casa, ante la posibilidad de un ataque incendiario, tal como ha ocurrido a otros miembros de la familia Luchsinger y vecinos del sector en Vilcún.
"Él se quedaba en el segundo piso y yo en el primero. Por eso, si alguien entraba a la casa me decía que él no podía actuar. Como yo no tenía armas, no podía reaccionar ni defenderme", sostuvo.
Respecto al uso de la pistola Browning, se ventiló en las declaraciones que Werner Luchsinger tenía buena puntería. Ello lo ejemplificaron con juegos de apuntar a latas de cerveza en el campo y que incluso, en una ocasión, Luchsinger cazó un conejo que estaba a unos 100 metros de distancia con la misma arma.
Durante la jornada de ayer también atestiguó Eduardo Luchsinger Schifferli, primo de Werner Luchsinger. Él reconoció en el estrado que fue víctima de un ataque incendiario el 16 de agosto de 2008, en su casa del fundo Santa Rosa.
"Si uno hace memoria, estas cosas vienen sucediendo de forma sistemática y con un patrón muy similar en todos los predios. Hay una organización detrás de estos hechos. No me cabe duda que logran infundir temor a la gente", afirmó.
Respecto del ataque que sufrió él y su esposa en 2008, comentó que por consecuencia del fuerte trauma sicológico que sufrió a raíz de la violencia del hecho, la pareja permaneció sin emitir ninguna palabra durante 10 días.
"Ella falleció el 2013, a consecuencia de un trauma neurológico, que fue evidentemente acelerado por el ataque del que fuimos objeto", añadió.
Pablo Ortega, abogado Córdova, afirmó que los testimonios conocidos ayer eran "respetables". "Sin embargo, no afectan la situación jurídica de Celestino Córdova, ya que no dan cuenta de la eventual participación de mi defendido en estos delitos (...) La defensa respeta el dolor de los hijos, pero creemos que no influye en la calificación terrorista", dijo. El abogado querellante Carlos Tenorio acotó que era necesario acreditar en el juicio, a propósito del relato de Eduardo Luchsinger, la constante sensación de inseguridad por parte de la familia.