Una curiosa nota apareció en las páginas de nuestro diario y que decía que personas de estatura mayor de un metro ochenta centímetros se quejaban de que no se cumpliera el reglamento para que las tiendas mantuvieran sus cortinas o toldos a una altura mínima de dos metros. Algunos los mantenían sólo a un metro cincuenta.
"Las máquinas tendrán la capacidad de aprender gracias a nuevos sistemas cognitivos".
Hace unos 30 años las visionarias series de TV como los "Supersónicos" o "El Auto Fantástico", auguraban que las máquinas llegarían a relacionarse con el hombre de forma casi humana. Pues bien, el momento ha llegado y lo que parecía pura ficción es una realidad.
Cada año IBM presenta una lista de innovaciones que tienen el potencial de cambiar la forma en que la gente trabajará y vivirá durante los próximos cinco años.
La tendencia indica que las "cosas" tendrán la capacidad de aprender gracias a una nueva era de sistemas cognitivos donde las máquinas adquirirán conocimientos, razonarán e interactuarán con nosotros en forma más natural y personalizada. Todo ello, debido a la convergencia de la informática en la nube y el análisis de "big data", entre otras tecnologías.
Así, las computadoras se volverán más "inteligentes", ayudándonos a enfrentar problemas y ofreciéndonos las sugerencias correctas cuando sean necesarias. Pero llevemos esto a algunos escenarios concretos.
En educación se traducirá en que la sala de clases permitirá a los profesores conocer en profundidad a cada niño, porque el aula aprenderá sobre los alumnos utilizando información como puntajes de exámenes o comportamiento en plataformas de e-learning y no sólo en pruebas de aptitud. Más aún, con analítica de video en tiempo real, se verá si un menor está realmente aprendiendo por lo que reflejen sus gestos o movimientos.
Otro avance será que los médicos podrán utilizar nuestra huella genética para mejorar la efectividad de los tratamientos ante enfermedades complejas como el cáncer. Y es que al existir ya una base de conocimientos para anticipar su presencia y generar procedimientos de prevención o mitigación, se podrá ahora -con el manejo y cruce de información- obtener diagnósticos más precisos y crear planes que combinen los fármacos adecuados para cada tipo de persona.
También veremos una transformación de las ciudades en organismos inteligentes, ya que podrán comprender al instante cómo miles de eventos ocurren, qué necesitan sus habitantes, qué les gusta, qué hacen y cómo se desplazan de un lugar a otro.
En síntesis, los años que vienen estarán marcados por el uso analítico de la información. Tal y como dijo Leonardo Da Vinci, "la ciencia más útil es la más comunicable".
Gerente de Tecnología de IBM Chile
La capital regional celebra un nuevo aniversario en un momento histórico de su desarrollo. En esta fecha también es necesario mirar más allá del cobre.
Si se compara las etapas de crecimiento de una ciudad con las personas, Antofagasta vive un proceso de plena juventud con grandes proyectos, desafíos y también de superar sus propias carencias.
La capital regional celebra este 14 de febrero un nuevo aniversario en un momento clave e histórico de su desarrollo, aunque para el olfato riguroso de los historiadores esta fecha sólo corresponde a la ocupación de las tropas chilenas y no a la fundación propiamente tal como sucedió en otras urbes del país.
Como sea, en estos 135 años han pasado muchas cosas. De ser un simple villorrio en 1866, con el paso del tiempo se transformó en la cuna del oro blanco y hoy es la capital minera del mundo gracias a la bonanza del cobre.
Todo ello implica un interesante desafío de cómo proyectamos a la capital regional en el futuro y cómo estructuramos una potente carta de navegación para una ciudad que crece a pasos agigantados. No olvidemos que el metal rojo tiene fecha de vencimiento y sería penoso repetir la experiencia del salitre.
Para ello hay que volver a mirar a nuestro mar y borde costero, pensar de cómo hacer turismo a gran escala, estrechar los lazos económicos y culturales con los países vecinos y dar esencia al cluster minero, además de aprovechar el inagotable potencial solar y la importancia de tener los observatorios astronómicos más modernos del mundo, entre otros valores agregados.
Para que estas intenciones no sólo queden en eso, este impulso pasa porque el liderazgo de nuestras autoridades traspase la barrera del tiempo y que el ciudadano recobre un compromiso real con lo suyo. Es urgente estimular la asociatividad entre los diferentes sectores y desterrar de una vez los conflictos mezquinos que nada ayudan, salvo a alimentar los egos.
Entre todos hay que contribuir a generar un nuevo cambio de mentalidad y dar sentido al concepto de la "antofagastinidad" que tanto pregonó el poeta Andrés Sabella.
Antofagasta es la ciudad del futuro y hay que sentir orgullo de ser protagonistas de esta gran historia.