Se mueren y nadie puede ayudarlas. Así de grave es la situación que está pasando con las gaviotas garumas que han sido rescatadas en la región.
La mayoría de las que fueron encontradas sin rumbo o enfermas, principalmente en el medio del desierto, han sido derivadas al Centro de Rescate y Rehabilitación de Fauna Silvestre de la Universidad de Antofagasta (Crea).
El estudiante de Ecología Marina de la UA, Diego Andrade, lleva todo el verano atendiendo a las aves encontradas, después de un entrenamiento especial para poder cuidarlas.
"Acá lo que hacemos con ellas es hidratarlas lo más que podemos y luego darles aceite de bacalao, para ayudarlas a recuperarse", precisó
En el centro hay más de sesenta ejemplares de esta especie, que en Chile está considerada en situación vulnerable.
Se trata de polluelos "volantones", que están en su última etapa de crianza a punto de iniciar su adultez. Sin embargo, por razones aún sin explicación, se desorientan y han sido encontrados deshidratados y desnutridos en distintos puntos de la región.
Andrade explicó que lo más grave es que algunos de los polluelos que han llegado, pasan por un proceso de recuperación, que en un principio parece exitosa, pero luego, por razones inexplicables decaen e incluso muchos de ellos mueren sin que se pueda hacer nada por ayudarlos.
Las garumas tienen la particularidad de nidificar en la arena en medio del desierto, incluso a unos 100 kilómetros de la costa. Todos los días, los padres emprenden el vuelo para ir a buscar el alimento para el desarrollo sus polluelos.
Las pequeñas aves que generalmente nacen a fines de año, pasan por un proceso de crecimiento, hasta que llegan a alcanzar la capacidad de volar por sí mismo y acompañar a sus padres rumbo a la costa. Lo que ocurre normalmente hacia finales de febrero.
Lo que pasó en esta oportunidad es que por alguna razón las aves comenzaron su vuelo antes de tiempo y se perdieron, sin lograr tener el alimento ni la hidratación necesaria.
El Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) ha tomado muestras de algunos ejemplares muertos y se han enviado a análisis para conocer si se trata de algún agente químico que esté produciendo las muertes.
Sin embargo, hasta ahora la situación es desconocida.
En el Crea cada día mueren de cuatro a cinco aves que simplemente no resistieron las extremas condiciones.
El resto se mantiene en una jaula grande, con todos los cuidados necesarios para su recuperación, sin que hasta ahora se sepa cuándo puedan ser liberadas.
El doctor en Biología Carlos Guerra, director del Crea, relató que está muy atento a este fenómeno, que podría hacer que las garumas pasen de ser una especie vulnerable a una categoría de mayor riesgo, incluso en peligro de extinción.
"Para que ello ocurra se necesitan muchos datos, como la tasa de reproducción, por ejemplo. Sin embargo la información es escasa porque estas aves se reproducen en un área muy grande desde Arica hasta muy cerca de Copiapó", dijo el académico.
Como una solución, Guerra plantea la necesidad de instalar pronto una mesa que discuta un plan para la protección de estas aves en la Segunda Región.
Sin embargo, contó que está informado de personas que están ayudando a las garumas desorientadas en algunos campamentos mineros, donde les dan comida y agua, fundamental para que puedan sobrevivir a su delicado estado.
Este trabajo anónimo da las esperanzas de poder encontrar más ejemplares en el desierto para poder ayudarlas a terminar con su periodo de crecimiento.
De todas formas, Guerra advirtió que "estamos llegando al final de la resistencia de estas aves marinas".
La falta de agua y alimentos generan daños irreparables en su epitelio gástrico intestinal, lo que produce la muerte de los ejemplares.
Por ahora está descartado que este fenómeno de mortandad de las garumas se deba a algún tipo de virus o enfermedad contagiosa.
Guerra advirtió que ante la sola sospecha de que ello fuera así, el SAG automáticamente toma las muestras necesarias y cierra el centro a la espera de conocer los resultados de manera certera.
Lo que se cree es que se trata de perturbaciones en sus zonas de nidificación, que hacen que las aves emprendan el vuelo sin un rumbo definido.
Aunque todavía se debe evaluar si existe algún tipo de contaminante que haga que las garumas pierdan la orientación o simplemente se extravíen en vuelo.
El periodo de crecimiento de los polluelos volantones está en su fase final y por lo tanto, es importante actuar con celeridad para rescatar a los que pudieran permanecer perdidos aún.
Ayer, se encontró un polluelo muy afectado en el sector sur de la costa de Antofagasta, lo que daría muestras de que algunos están intentando gastar sus últimas energías para llegar a su hábitat principal que es el mar.
Pero eso les trae como consecuencia que lleguen tan débiles que no logran alimentarse para sobrevivir.
Los expertos esperan que el grupo de garumas que están en recuperación en el Crea logren llegar a superar la situación y consigan volver a alimentarse por sí solas, en ese caso, va a ser posible su liberación en la costa.