"Crónica de una muerte anunciada"
No ha sido necesario tener ciertas nociones del "realismo mágico", aquella corriente literaria impulsada por insignes escritores latinos, para intuir la caída en picado del equipo deportivo del CDA.
Su trayectoria ha estado salpicada de malas prácticas emanadas de sus principales dirigentes lo que ha propiciado inquietud, intranquilidad y por consecuencia malos resultados deportivos.
No han sabido transmitir confianza ni identidad con la ciudad. Que estos dirigentes no vean enemigos exteriores, ellos mismos han creado una bestia y se los están comiendo.
En la ciudad existe un gran desasosiego, rabia y es normal que sea así. El último resultado deportivo, el perder contra La Calera ha sido una puñalada al corazón de la hinchada.
La hinchada ha condenado y señalado a estos dirigentes con el dedo índice hacia abajo, como solían hacerlo los emperadores romanos con los gladiadores, cuando su labor en la arena del circo no era de su agrado.
En resumidas cuentas a los actuales dirigentes se los han comido los leones o ellos mismos han abierto la jaula para ser devorados. Los culpables de este descalabro deben de irse y si es posible sin hacer ruido.
El retorno del club a la ciudad debe de ser el punto de partida para que otras personas con más capacidad de gestión asuman el timón de esta nave, por momentos a la deriva y logren los éxitos deportivos tan esquivos. Y tengo la seguridad de que existen personas válidas en nuestra región y con la valentía suficiente para liderar al CDA.
La pelota está en el tejado del actual dueño del club, este señor debe mover ficha y de su habilidad o criterio se dibujará el futuro de esta entidad. La ciudad espera respuestas adecuadas y coherentes.
Y por último, todo es más sencillo de lo que parece, buenos gestores y que la pelotita entre en la red de los rivales.
Y todos felices, comiendo perdices