Desde España, los Chomón y su vida de esfuerzo y amor familiar
El destino quiso que se conocieran en Chile, tan lejos de su tierra natal. Ambos procedían de España y aunque vinieran al país de forma separada, se unieron en Valparaíso.
Allí se conocieron y se casaron, pero finalmente optaron por radicarse de manera definitiva en Antofagasta. Acá establecieron su familia y dieron rumbo a sus sueños y esperanzas.
Rogelio Chomón Ruiz dejó su tierra natal para emprender el desafío. Tenía mucha esperanza de encontrar una nueva vida en el norte de Chile, y su esfuerzo rindió los frutos esperados.
Llegó al país por motivaciones económicas, y por eso dejó los solares de Castilla y emprendió rumbo muy lejos de su hogar.
El siglo XX recién comenzaba cuando llegó al puerto del Callao, zona portuaria peruana donde probó suerte con la compra y venta de ganado.
Este último se obtenía desde Punta Arenas, en el sur de Chile. Al realizar estos viajes se produjo el acontecimiento que cambió el curso de su vida.
En Valparaíso conoció a quien sería el gran amor de su vida y esposa, Angélica Mosquera González, que era originaria de Galicia.
El flechazo entre ambos españoles fue casi instantáneo. Se unieron para siempre. El feliz enlace se vio bendecido con la llegada de tres hijos; Rogelio, Guillermo y Carlota.
Fue en ese tiempo que el joven matrimonio se vino al norte y fijaron su residencia en el sector próximo a la estación nueva del Ferrocarril de Antofagasta, ubicado en la calle Valdivia.
Fiel a su apegado a la agricultura y a la crianza de animales, Rogelio Chomón Ruiz, logró desarrollar una pequeña granja que hasta la década de los 60 e inicios del 70, todavía los vecinos podían apreciar. Todos los conocían en el sector. Las lechugas, tomates y aves de corral y otros diversos productos eran muy apetecidos por la creciente clientela. El matrimonio era además conocido por su simpatía y cordialidad.
Sin embargo, con el paso de los años y diversas situaciones, la granja fue disminuyendo de tamaño, y en forma sucesiva se vendieron partes del terreno, que luego fueron convertidos en edificaciones lo viviendas.
La crianza de los hijos y atender las más variadas necesidades, ocuparon el tiempo y la atención de este matrimonio de españoles avecindados en Antofagasta.
Germán Piper, un ex empresario de la zona quien se casó con Carlota Chomón, recordó que don Rogelio demostraba cariño hacia los suyos de manera muy especial.
En las celebraciones familiares resultaba inevitable que en la mesa destacaran las paellas, un plato típicamente español. Preparada a base de ingredientes frescos, debía incluir por ejemplo, una buena porción de pollo y chuletas parrilleras. Tampoco debían faltar las longanizas cortadas para facilitar la cocción.
Infaltables en las celebraciones eran los pimentones rojos de preferencia, cebollas, arvejas y los mariscos.
El delicioso arroz que se servía para acompañar nunca faltaba en la mesa familiar.
Rogelio Chomón amaba a su país y también a Chile, el sitio que lo acogió y donde hizo su vida, tuvo a sus hijos.
Le gustaba viajar y siempre mantenía el mismo espíritu aventurero y de amor familiar.
Siempre mantuvo los lazos con su familia, por lo que sus descendientes hoy están radicados en diversas ciudades.
Siendo Chile ya una república independiente, la inmigración hispana se estimó en unas 60.000 personas que se radicaron entre 1880 y 1940.
Con motivo de la Guerra Civil Española se produjo, a causa de la huida de españoles, la llegada a Chile de unas 5.000 personas, mayormente catalanes y vascos a fines de los años 1930.
La mayor parte de ellos se embarcó hacia Chile gracias a Pablo Neruda, delegado chileno enviado a Francia a efectuar las gestiones pertinentes, en el barco Winnipeg.
Entre los pasajeros, estaba representado todo el espectro ideológico y regional español: comunistas, socialistas, anarquistas, nacionalistas y republicanos; catalanes, vascos, andaluces, gallegos, valencianos y madrileños.
A todos los unía un arraigado compromiso de solidaridad y compañerismo, como también sus profundas convicciones antifascistas, según dan cuenta diversos testimonios y entrevistas.
En Chile, numerosos intelectuales, políticos y poetas nacionales habían manifestado con anterioridad su adhesión y compromiso con los combatientes de la causa republicana.
Adhesión que prontamente se materializó en la formación del Comité Chileno de Ayuda a los Refugiados Españoles, cuyo objetivo fue otorgarles el mayor apoyo posible a los recién llegados.
Gran parte de los pasajeros del Winnipeg eran obreros especializados, técnicos y profesionales, que realizaron un valioso aporte en al desarrollo de la industria y el comercio nacional.
Muchos de ellos sobresalieron por sus trabajos en la industria editorial, del mueble, de la pesca y conservera; así como en el desarrollo científico y en la industria gastronómica y hotelera.