"Existen indicios de la urgencia de colocar acento en un desarrollo que ponga en el centro a las personas".
Nuestra principal riqueza no son los minerales y cielo, son las personas que habitan este territorio. Olvidamos que la finalidad última de nuestros trabajos sea cual fuere, afecta o influye en el bienestar de personas, familias y comunidades. Esto lo pasamos por alto, sólo vemos el producto, pero nos perdemos y no tenemos conciencia de los impactos de nuestra labor.
Hoy existen indicios de la urgencia de colocar el acento en un desarrollo que ponga en el centro a las personas. El malestar subjetivo se ha acrecentado en los últimos años, y el bienestar material y económico ya no es suficiente. Cada vez más existe la necesidad por generar modos diferentes de convivir y lograr no sólo una satisfacción personal, sino que también una social.
Más que nunca es necesario humanizar nuestro accionar, partiendo con lo más básico que son las relaciones que establecemos día a día con todas y todos con quienes nos desenvolvemos, eso es un desafío personal, pero también para quienes generan las estructuras de nuestra sociedad, poder facilitar ese tipo de relaciones.
Cada territorio, empresa, organización, es decir, la sociedad está construida y sostenida por personas, que colocan allí sus esfuerzos, motivaciones, frustraciones, anhelos, necesidades e intereses. Es por ello que necesitamos esforzarnos en valorar a nuestra gente, en reconocer los recursos que poseen, en potenciar sus capacidades, en viabilizar sus sueños.
Nuestro programa Servicio País nació con esta impronta, la necesidad de contribuir a un desarrollo humano sustentable para todos los habitantes, no importando el lugar en que se encuentren. Este es un desafío que año a año, traspasamos a los nuevos profesionales, entender que estamos en cada comuna, trabajando para y con las personas, familias y comunidades, colocando en nuestro norte sus necesidades, intereses, motivaciones y sueños.
Y desde allí, construir soluciones con ellos, visibilizando, activando y conectando sus capacidades. Estamos cerca de cumplir 20 años y hemos instalado esta impronta en más de 5 mil jóvenes profesionales, que hoy se desempeñan en distintos espacios, pero que desde la primera generación hasta la que nos acaba de dejar, no dejan de atesorar ese vínculo que una vez los unió con la comunidad en la que trabajaron.
Director regional Fundación Superación de la Pobreza