Niños enfermos continúan sus clases en escuela del hospital
programa. Exitosa experiencia de aula hospitalaria para pequeños pacientes.
La salud no sólo se obtiene con buenos médicos o un tratamiento adecuado. También es importante considerar que el paciente debe recibir una atención integral, que le permita acercarse lo antes posible a su vida normal.
Ese es el concepto principal que mueve a los integrantes del aula hospitalaria 'San Antonio', que funciona al interior del Hospital Regional de Antofagasta, y en donde los niños pueden continuar sus estudios mientras están hospitalizados o cuando sus enfermedades no les permiten asistir al colegio.
En la actualidad 12 menores reciben de forma permanente sus contenidos educacionales, gracias a este proyecto que también funciona en San Antonio, La Serena, Ovalle, Coquimbo y Calama, donde se atiende a niños desde prekinder a cuarto medio.
Yoselin Cisternas es una de las profesoras que trabaja en el aula y cuenta que si bien se trata con los pacientes hospitalizados y aquellos que siguen tratamiento oncológico, también se suman quienes están por patologías como apendicitis y fracturas, que continúan sus clases mientras permanecen internados.
lazos
En el caso de los niños más complicados, los profesores van a sus camas para hacerle las clases necesarias. Los alumnos que están autorizados por el doctor van a la sala, mientras que a otros se les atiende directamente en sus casas.
'Uno igual genera lazos con los niños, por ejemplo con aquellos que están por cáncer, por lo menos están dos años con nosotros y uno conversa con ellos y sus papás, sobre sus problemas y de alguna manera uno aprende a sobrellevar el tema sicológico', explicó Yoselin.
Historias
La historia de Nicolás Henríquez de 10 años incluye también su paso por esta aula. Su situación de salud se complicó cuando le detectaron un tumor cerebral, a los 7 años.
En su caso el tumor fue tratado como maligno y primero se le instaló una válvula, previo a la extirpación de éste y tras sesiones de radio y quimio terapia, con un tratamiento de dos años y medio.
Jessica Tapia, madre de Nicolás, cuenta que su hijo está recuperado y que un rol fundamental en su proceso de mejora, lo cumplió el equipo médico y el Aula Hospitalaria.
'Gracias a esta iniciativa pudo continuar con sus estudios, no repetir de curso y como niño le ayudó mucho sicológicamente porque igual las tías lo apoyaron demasiado y el poder seguir aprendiendo era una importante actividad para él', dijo Jessica Tapia.
Otro caso es el de Lissit Cruz Anza, quien a sus 9 años sufre una neuropatía periférica y es una de las estudiantes de este innovador proyecto que hoy cursa quinto año de enseñanza básica.
Pese a que ella hoy está en su casa, concurre regularmente a sus clases en el Hospital Regional, así como a sus atenciones médicas.