Hemos seguido con especial interés la iniciativa de instalar un autocine en nuestra ciudad, experiencia que viene a ratificar no solo el interés de abrir espacios para la apreciación cinematográfica, sino que además entregar a la comunidad antofagastina un nuevo punto de entretenimiento.

En su primera versión funcionó perfecta la calidad técnica, soporte esencial para que esto sea posible, y la película escogida -nada menos que la obra maestra de David Lynch, 'Mulholland Drive'- se escuchó sin interrupciones desde el auto en la sintonía 106.1

Iniciativas como éstas no solo deben ser saludadas como importantes en nuestro medio, porque abren nuevas posibilidades para que el público, mayoritariamente juvenil, se acerque y experimente las distintas sensaciones que brindan las exhibiciones de cine en este formato, sino que además ha de servir para entusiasmar a las empresas e instituciones para que apoyen este tipo de instancias, destinadas a generar audiencias.

Desde luego, llama la atención que una universidad privada local se haya restado de la iniciativa, aun cuando había comprometido su apoyo como marca, so pretexto de que uno de los filmes escogidos era 'inapropiado'. ¿Acaso dañaba su nombre asociado a lo santo?

Resulta lamentable que a estas alturas de nuestro desarrollo cultural, haya quienes todavía operen con la lógica del censor, esto es, si me molesta no dejo que nadie lo vea, sobre todo si se considera que los filmes escogidos fueron exhibidos por la vía comercial en nuestros cines y cuentan con el respaldo de la mayor parte de los críticos de cine nacionales y extranjeros, quienes avalan la calidad de sus propuestas.

Es de suponer que se trató simplemente de una ignorancia pasajera, antes que de un veto a una iniciativa que, cuando menos, ha de saludarse como un aporte más que interesante para divulgar el cine, en todos sus estilos, tendencias y formatos. El público es quien, finalmente, tiene la palabra para aplaudir o no, sin que se requiera de una mentalidad censora o demodé.

Linterna

Por más de 80 años funcionó como el edificio consistorial de la municipalidad de Antofagasta siendo el alcalde Maximiliano Poblete el primero en ocupar sus dependencias. Tras ser declarada Monumento Nacional en el año 1999, la Casa de la Cultura se trasformó en un lugar de encuentro de artistas y creadores de distintos ámbitos del quehacer cultural de la comuna.

Por ello, dentro de 45 días la Casa de la Cultura de Antofagasta presentará su nueva fachada gracias a los trabajos de recuperación que ya se encuentran en marcha realizados por el municipio para remozar este lugar de encuentro de la cultura y las artes.

Las obras que consideran una inversión cercana a los $27 millones contempla el pintado del frontis de la exsede del poder comunal con el código de colores aprobados por el Consejo de Monumentos Nacionales que juega con los grises y turquesas.

El proyecto además contempla la limpieza y acondicionamiento de superficies, reposición de todos los vidrios del frontis y la conservación de peldaños de mármol del acceso principal y secundarios.

'Este es un edificio que forma parte de nuestro patrimonio por lo tanto debemos seguir la línea histórica que posee esta infraestructura tan importante para nosotros porque por mucho tiempo albergó a los distintos departamentos municipales', explicó la directora de Turismo y Cultura, Priscilla Manzano.

Hoy la Casa de la Cultura es un polo cultural importante para la comuna. En su interior son variadas las expresiones artísticas que se desarrollan en beneficio de la comunidad.

Uno de los espacios más visitados es el Museo Andrés Sabella, el que cuenta con una pinacoteca y material iconográfico sobre el poeta nortino. La muestra fue trasladada desde el ex edificio de la Gobernación Marítima de Antofagasta (que forma parte del Museo Regional de Antofagasta) a su actual ubicación en la Casa de la Cultura de Antofagasta.

En sus dependencias también se encuentra el Archivo Comunal donde permanecen guardados más de 140 años de documentos que dan cuenta cómo se ha administrado la ciudad desde su fundación.

En el exedificio consistorial además se imparten una serie de talleres que van desde clases de teatro, guitarra, danza, ajedrez, pintura, entre otros.

Mientras duren los trabajos de conservación todas las actividades que allí se realizan continuarán desarrollándose con normalidad para tranquilidad de los usuarios.

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