El ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, citó hace unos días a un comité policial especial en La Moneda, debido a la serie de hechos relacionados con la colocación de artefactos explosivos y las medidas que deben adoptarse. En lo que va del año, suman 15 atentados explosivos. Entre los más recientes, están los ejecutados contra una parroquia y contra tres vehículos, otro contra un carro del Metro y el artefacto que fue desactivado en las cercanías de dos jardines infantiles en la Región Metropolitana.
Las amenazas y los atentados mediante artefactos explosivos persiguen provocar pánico y temor en la población, con el fin de que ésta quede a merced de los atacantes. Los autores pretenden también alcanzar notoriedad para que se hable de ellos, por lo cual con frecuencia lanzan panfletos reivindicando alguna acción. Otra de las finalidades es ir contra el sistema establecido, alterar el normal funcionamiento de las instituciones, a través de la evacuación de oficinas, y poner en jaque a las autoridades y a la policía, para demostrar que el terrorista siempre va un paso adelantado.
Pérdidas de horas laborales, daños a la propiedad, y en ocasiones heridos, dejan estas acciones de elementos desequilibrados. Pero sobre todo, se va minando la confianza y la seguridad de las personas, por el temor de que algún día estalle un explosivo en presencia de personas.
Tanto el personal como las instalaciones de los lugares elegidos como blancos son vulnerables. Por eso, los expertos recomiendan la elaboración cuidadosa de un plan de emergencia, a la medida de cada institución, que deberá formar parte de los programas que hay en las empresas para evacuar las oficinas en caso de ser necesario.
Estos ataques contribuyen a deteriorar la salud mental de la población, que piensa qué ocurriría si algún día pasaran a transformarse en víctimas. Se requiere de las autoridades y de los tribunales una actitud muy firme cuando los autores de atentados son identificados, con el fin de no dar una señal de que el costo de jugar con la tranquilidad y la seguridad de la población es casi cero.