El proceso de regionalización ha sido débil y sin convicción. Ha transformado a las regiones en un dibujo en el mapa, en un orden administrativo.
Las decisiones relevantes son tomadas en Santiago convirtiendo a las autoridades regionales en meros entes administrativos sin poder de resolución y/o decisión.
Esto ha generado un malestar generalizado que se traduce en cada vez más reiteradas protestas de la ciudadanía que reclama cambios profundos que le permitan tener la calidad de vida que por años se les ha negado.
En nuestro caso, Antofagasta a pesar de su liderazgo minero, no ha visto materializados sus anhelos de lograr una retribución equivalente en materia de recursos que le permitan entregar mayor calidad de vida a sus habitantes y compensar también las externalidades negativas de cada nueva inversión.
Hoy somos distintas instancias, con el mandato ciudadano de avanzar en una real descentralización, el centralismo es agobiante y no da para más.
Me refiero a las bancadas regionalistas que hemos conformado tanto en el Senado como en la Cámara, a la comisión asesora presidencial para la descentralización y el desarrollo local y que convergemos en saber qué quieren las regiones y cómo trabajar para lograrlo.
Por lo anterior debemos lograr políticas administrativas que a partir del voto popular permitan darnos nuestro propio gobierno y que estas autoridades tengan mayores competencias y facultades, derechamente independientes de la autoridad central.
Debemos lograr una tributación local para que los recursos frescos que nazcan en nuestras zonas se queden aquí y que sean las regiones quienes recauden sus propios tributos.
Debemos desarrollar una política de fomento de cadenas productivas o clusters, integrándolas con otras regiones, con planes de desarrollo e inversión que nazcan en regiones y se ejecuten en regiones e impulsados por una parte por nuestras universidades locales.
Los invito a luchar por nuestras regiones, a entender que es tiempo de regiones, sino lo hacemos no alcanzáremos un desarrollo inclusivo, seguiremos siendo zona de sacrificios, seguiremos siendo un dibujo en el mapa.