Cuando se abra la puerta
Karen Rojo Venegas
En la cuarta jornada de trabajo de la Mesa Multisectorial de Inmigración, liderada por la Municipalidad, se presentaron las inquietudes y propuestas de la comuna para incluirlas en el proyecto de reforma migratoria, cuyo cumplimiento debe ser fiscalizado por una ley eficiente acorde a nuestra realidad. El diagnóstico es conocido y percibido por la comunidad, pero se aprecia poca representatividad por parte de nuestras autoridades regionales. Ante esto, ha sido necesario que los alcaldes, a pesar de no tener facultades al respecto, representemos las demandas de la sociedad civil frente a este fenómeno.
Dentro de estas demandas, existe un tema de fondo, más concreto y que actualmente es el origen de los problemas que vemos a diario, que son los procesos poco rigurosos de verificación previos al ingreso del extranjero al país. Por ejemplo, si a los extranjeros que deseen radicarse en nuestro país se les exigiera tramitar su permiso de trabajo desde su lugar de origen, al llegar a Chile ya tendrían su situación regularizada y así el Estado podría controlar de mejor manera a quienes ingresan a nuestro país. Asimismo, se hace imperante reforzar las medidas de control en la frontera y el ingreso de personas con antecedentes policiales.
Por otra parte, no podemos dejar de lado lo burocrático de los procesos administrativos para la obtención de visas, lo cual se hace manifiesto en numerosas ocasiones con las interminables filas de extranjeros esperando su turno de atención a la intemperie y reservando su puesto incluso pernoctando en plena vía publica.
Es preocupante que la ley migratoria no se condiga con el fenómeno migratorio del cual somos testigos. Es urgente aplicar un proceso de modernización en la gestión administrativa y que se incorporen las nuevas tecnologías, para que exista celeridad en los procesos de funcionamiento, a la altura de un país que camina pretencioso al desarrollo.
Una vez más volvemos al punto de inflexión, el centralismo en las decisiones. Quiero decir con esto, que esta burocracia está perjudicando el desarrollo armónico de nuestra ciudad, el buen convivir de la sociedad. Si el extranjero ingresara a nuestro país con su situación regularizada, quizás no se provocaría la carga social extra que se genera al vivir casi un año sin la posibilidad de trabajar mientras se tramita su visa. Debemos alzar todos juntos la voz y avanzar en generar mayor integración entre los habitantes y un mejor ordenamiento en la realidad migratoria de nuestro país.