Adhesiones de Sabella
Mucho se ha tratado acerca de la convivencia del espíritu religioso y de la combatividad social en lo político, que manifestara Andrés Sabella. Pienso que ambas adhesiones fueron convencimientos que, ya en su conducta personal, ya en su expresión de escritor, constituyeron facetas de aquel espíritu: su disponibilidad acogedora hacia lo existente y su acendrada actitud fraterna con que la evidenciara. Sobrepasó la solidaridad y la filantropía, desde una base más amplia que la sociológica y la económica. No mutiló su humanismo. Trascendente fue el suyo, porque le alentaba un convencimiento mayor: la noción de misterio y de gracia que tiene la existencia. Su corolario: el mundo es creado, por eso admite un Creador que está lejos de anular o de amenazar lo humano.
En cada momento y en una a una de sus criaturas, ha confiado semillas de vida. "Célula Cristo", reúne "Sobre la Biblia, un pan duro" y "La Estrella del Hombre". Narraciones y relatos confluyen en mostrar episodios humanos emparentados con la Sagrada Escritura. Un acervo de fe cristológica trasuntan las historias de connotaciones abrazadas de encarnación.
La palabra fue enriquecida con el trazo de dibujos y postales; a la denuncia le acompañó el anuncio. ¿Podría dudarse de una vocación, tan confirmatoria de aceptar la vida en calidad de enlace expresivo?
Tenía estrella nuestro autor. Sobre él obraba una señal identificadora: su generosidad. A partir de esa cualidad abrió el espíritu de atención, pues los otros y lo otro le eran motivo de encomio y de fraternidad. Concebía el mundo y la vida en estado de cercanía identitaria; por eso mismo, no regateaba interés muy genuino hacia los privilegiados de su corazón, ni supo encogérsele el ánimo que dedicara a poner delante de los demás, aquellos destinos desfavorecidos como pueden ser los de niños, las historias aflictivas de personas y de aquellos lugares en los que la incuria criolla, la dura injusticia o el descalabro, se enconan con saña.