En una entrevista al arquitecto Víctor Gubbins, cerebro del Plan Bicentenario que permitió recuperar el borde costero de Antofagasta desde principios del 2000, quedaron en evidencia al menos tres análisis sobre aciertos y errores a la hora de planificar una ciudad, sobre todo para convertirse en un polo de desarrollo sostenible en términos de calidad de vida para sus habitantes.

Lo primero y algo que hace rato no puede percibirse: resulta clave una planificación que trascienda a las autoridades, que quede como una carta de navegación para quienes en su momento tienen que tomar decisiones en el tema urbanístico.

Si un plan o ideas bases ninguna propuesta de cambios resulta efectiva en el tiempo. Antofagasta necesita con urgencia otro Plan Bicentenario, pero ahora enfocado a sus nuevas necesidades como ciudad en plena expansión hacia el norte, con barrios sin servicios adecuados y con una creciente congestión vehicular, que hace difícil desarrollar una ciudad habitable en toda su extensión.

Otro punto pasa por la inversión pública. Gubbins hizo notar en la entrevista que cada año la Región Metropolitana concentra parte importante del presupuesto para proyectos de infraestructura, pero en regiones sigue a la baja. Una luz de alerta enciende este profesional, porque si en su momento hubo intenciones de transformar a las ciudades por el Bicentenario, ahora resulta necesario pelear por más recursos para afianzar su desarrollo urbano.

Si la inversión pública no va de la mano del crecimiento inmobiliario -impulsado desde el sector privado- cualquier intento de "hacer" una ciudad armónica, con barrios equipados, sin problemas de accesos y desplazamientos, quedará solamente en una propuesta sin mayores avances. Es necesario que el Estado invierta en las regiones para solucionar sus problemas urbanos más urgentes, porque de otra manera cualquier impulso de descentralización seguirá estéril.

Hoy es un día especial porque Tocopilla cumple 171 años, período que resume gran parte de la historia de nuestro país. Quiero destacar la importancia que tiene este aniversario, donde las tareas que tenemos requieren participar, pensar, opinar y disentir, todo esto nos permite tener una actitud crítica de los temas que nos importan como ciudad y como región.

Estamos orgullosos de nuestra ciudad, la añoramos, la defendemos y rememoramos. Hoy ante la envergadura de lo que nuestro gobierno está planteando tenemos que detenernos para ver cómo somos parte activa de los cambios que favorecerán a Tocopilla. La lenta reconstrucción será terminada. Falta por entregar el conjunto habitacional "La Prefectura", solucionando el drama de los últimos residentes de campamentos que aún quedan en la ciudad. Los casos del casco histórico y la entrega de títulos de dominios forman parte de este proceso, junto a la construcción del Liceo "Domingo Latrille.

Afortunadamente la ciudad está creciendo, está siendo dirigida por líderes con ideas claras que quieren construir grandes cosas, desarrollar una comunidad con potencialidades y que también protejan lo que ya se logró. Nosotros, estamos comprometidos a seguir cuidando esa tradición. También estamos implicados a mejorar todo aquello que sea deficitario y sea perfectible aún más, estamos dispuestos, si ustedes nos ayudan, para hacer todo lo que falta.

Ése será nuestro trabajo por los cuatro años que faltan y también nuestro compromiso para con la ciudad en su cumpleaños. Trabajar por el despegue definitivo de la comuna, de establecer una mesa de trabajo público privada, una especie de "Creo Antofagasta" y "Calama Plus", ("¡Tocopilla, puede!"), que arremeterá como prioridad el mejoramiento del borde costero, concluyendo con el lastre que comienza de sur a norte en el muelle fiscal y que termina en lo que será la playa artificial "El Salitre".

Aquí hay un intendente que estará acompañándolos para que puedan concretar sus sueños de desarrollo.