Ultimo debate deja más abierta la disputa entre Rousseff y Silva
Elecciones. Ninguna de las candidatas favoritas consiguió imponerse en el discurso
El último debate televisivo entre siete de los once candidatos que disputarán mañana la Presidencia de Brasil dejó más abierta la disputa entre la Mandataria Dilma Rousseff y los opositores Marina Silva y Aécio Neves, en su orden los tres favoritos en las recientes encuestas.
A pesar del tono alto usado en varios momentos del debate y de los cara a cara, literales, que se dieron por el formato propuesto por la red de televisión Globo, ninguno de los tres favoritos consiguió imponerse en el discurso sobre sus rivales, un escenario que mantiene en expectativa los comicios.
Las dos encuestas divulgadas ayer por los institutos Ibope y Datafolha confirman la tendencia de un ascenso en las últimas semanas de Rousseff, un retroceso en las intenciones de voto por la ambientalista Silva y un ligero repunte del socialdemócrata Neves.
El debate, que terminó en las primeras horas de la madrugada de ayer, fue dominado, como los otros anteriores, varias veces por las discusiones sobre el asunto de corrupción en empresas estatales y que salpican la campaña de la Presidenta y favorita para la reelección Rousseff, quien insistió en que su Gobierno fue el que "más investigó" las denuncias.
La Mandataria señaló que frente a los escándalos de corrupción en su Gobierno, el más reciente en la petrolera estatal Petrobras, "confiscó bienes de servidores" y contribuyó a la "agilización" en los tribunales de los procesos contra los implicados.
La Mandataria se defendió también de la acusación de que sus alianzas con otros partidos propiciaban los actos de corrupción en las estatales. "No son las alianzas las que definen los corruptos. Hay corruptos en todos los lugares. Las instituciones son las que deben investigar. Quiero garantizar que todos los crímenes serán investigados, duélale a quien le duela. No hay nadie encima de la corrupción", subrayó.
Neves, tercero en los sondeos y próximo del segundo lugar, calificó como "vergonzoso" los escándalos en las "empresas públicas", como la empresa estatal de los correos que fue denunciada de beneficiar la campaña de Rousseff, y aseveró que "Petrobras vive en las páginas policiales".
El exgobernador de Minas Gerais defendió las privatizaciones y puso como ejemplo el sector de telefonía y el caso de la fabricante aeronáutica Embraer.
Un asunto que enfrentó directamente a Rousseff y Silva fue el de la "independencia" del Banco Central propuesta en el Programa de Gobierno de la ecologista y sobre el que la gobernante señaló que su rival confundía ese concepto con "autonomía". "Yo respeto la autonomía del Banco Central. En el caso de la independencia solamente los poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) la pueden tener. Usted está confundiendo autonomía con independencia, que son cosas diferentes", aseveró Rousseff.
Silva respondió que la "falta de autonomía del Banco Central conllevó a la elevación de los intereses (actualmente en el 11%) y a la subida de la inflación", que ronda el límite máximo de la meta del 6,5%, y aseguró que de ganar las elecciones presentará una reforma tributaria al Congreso.
El socialdemócrata Neves, en una propuesta similar, indicó que en un eventual Gobierno suyo irá en la primera semana de gestión al Congreso y entregará una propuesta de "simplificación del sistema tributario".
Temas polémicos como el aborto, la despenalización del uso de drogas y la unión entre personas del mismo sexo fueron abordados en un tono más alto por candidatos que aparecen con menos del 1% del apoyo del electorado en las encuestas de intención de voto.
Sobre esos asuntos polémicos, la única de los tres favoritos en responder por sorteo fue Rousseff, quien evitó tomar una posición más comprometida en el tema del aborto.
En compañía del exPresidente Lula da Silva, Rousseff recorrió ayer el centro de Sao Paulo en busca de los últimos votos antes de las elecciones. Acompañada también de los candidatos a gobernador regional Alexandre Padilha y a senador Eduardo Suplicy, y del alcalde Fernando Haddad, Rousseff recorrió en auto durante media hora unos 300 metros, seguida por una comitiva de simpatizantes. La actividad estuvo rodeada por un ambiente festivo, pero ni Rousseff ni Lula emitieron declaraciones a la prensa.