"Pedro Páramo"
Esta novela es la historia de un caudillo local reconstruida en forma retrospectiva, a tientas, a pedazos, que se alimenta de tradiciones y creencias milenarias para contarnos, en un ámbito rescatado del tiempo, cómo un hijo va en busca de su padre, la historia de un amor desventurado que llena con su inasible esperanza toda una vida de espera, la violencia y la ambición con que un hombre intenta dar sentido a su existencia, los conflictos de la culpa religiosa y profana, la pasión de una mujer alucinada que trasciende la muerte, una panorámica de la vida rural en el México de la Revolución, junto con otras historias de los habitantes de La Media Luna y de Comala, ese pueblo de muertos y de fantasmas que, creo, es el protagonista central de la obra.
"Pedro Páramo" es el rostro que se observa en un espejo roto, imagen formada gradualmente en la superficie de aguas revueltas, sin embargo, intuyo misteriosamente el curso oculto de la narración. El tratamiento de los personajes y los acontecimientos son fenomenológicos, en medio de un mundo de efectos sin causas.
Cuando uno termina de leerla, es capaz de integrar los fragmentos que la componen en una unidad superior, un universo creado por Juan Rulfo cuyo orden no es cronológico, temporal, sino espiritual.
Los personajes, inmersos en la dimensión de la muerte, se relacionan de una manera en que el tiempo y el espacio no cuentan.
Finalmente, sólo mediante varias lecturas, fue posible develar los diversos planos de la narración, de establecer el sutil universo de interrelaciones que dan a su estructura, a primera vista caótica, una bien trabada armazón, una perfección deslumbrante. Pero la primera lectura no es tediosa.
El misterio de su atmósfera, la pasión de sus personajes, la sabiduría con que está relatada subyugan desde los primeros párrafos. Si hay puntos oscuros, antes de impedir el goce de la novela, lo aumentan, pues obligan al lector a agudizar sus facultades, a convertirse en cómplice del narrador.