"Vuelo a poca altura para disfrutar estageografía"
La vida de Haroldo Horta ha estado llena de vaivenes y aventuras ligadas a su mayor pasión: la fotografía. Gran parte de su carrera la dedicó a ser corresponsal de guerra en diversos países donde abundaban cruentos enfrentamientos por las revoluciones latinoamericanas de los años ochenta.
En 1993, choqueado por la violencia en Medellín, Colombia, donde el conflicto lo protagonizaba el narcotráfico y la policía, decidió dar un vuelco a su carrera y dejar volar su imaginación después de enfrentar experiencias al límite en su ejercicio de su profesión.
Fue así como terminó haciendo imágenes aéreas y vuelos turísticos a bordo de un ultraligero -paracaídas motorizado- en San Pedro de Atacama, el pueblo del cual se enamoró por ese raro embrujo que tiene el desierto más árido del mundo.
¿Cómo llegó a vivir a este poblado enclavado en el desierto de la Segunda Región?
"Moto"
-Es un ultraligero. Hay varios tipos, pero éste es un paracaídas motorizado y tiene la gracia de que es un vuelo sin cabina. Lo menos parecido a un avión. Es más parecido a una moto que vuela. La sensación que expresa la gente es ésa. Se siente el aire, el viento, todo. No hay nada que te separe de la naturaleza.
¿A cuánta altura vuela?
-Trato de no volar muy alto, a 200 o 300 metros del terreno, a pesar de que se puede volar a más altura, prefiero así. Uno porque arriba es más frío y dos, porque te separas demasiado de la naturaleza y a mí lo que me gusta es el vuelo bajo, para que se pueda apreciar la geografía de este lugar.
¿Cuáles son los sectores más atractivos de sobrevolar?
anécdotas
-Tengo muchas. Pero te cuento una. Los vuelos comerciales los hago temprano en la mañana, porque es el momento que la aerología es tranquila y el salar no se ha calentado, lo que entrega buenas condiciones para volar.
Sin embargo, la luz de la tarde es más interesante para un fotógrafo. Por eso me fui un día solo a volar por la tarde a la Laguna Tebenquiche y estaba realmente fascinante. El lugar estaba calmo y era un verdadero espejo. Entonces, cada vez volaba más bajo para ver el reflejo en el agua...
¿Y qué pasó...?
-Tengo otro proyecto: pretendo batir un récord mundial de altura. Para eso postulé a un proyecto con el Ministerio del Deporte que fue aprobado y el próximo mes empiezo a moverme para la gestión económica. La idea es construir en Chile una aeronave con cabina presurizada, que siga en la categoría ultraligero, pero va a ser la primera aeronave de este tipo propulsada por una turbina.
¿A cuánta altura debe volar para batir el record?
-Va a depender del tipo de vela que se utilice, si es parapente o paracaídas. Aún no lo decidimos. En paramotor, el récord actual es de 7 mil 500 metros. Pretendo superarlo, ojalá hasta los 10 mil metros. Si lo logramos, será algo memorable.
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