"Interestelar"
Este filme de Christopher Nolan, el director de "Batman" y de la intragable "El Origen", pretende -sin lograrlo- emular la capacidad que tuvo el maestro Stanley Kubrick, en la mítica "2001, Odisea del Espacio" (1968), para dar una mirada acerca del devenir de la civilización y la posibilidad de rearmar la vida más allá de la Tierra. ¿Qué logra? Casi tres horas de un espectáculo que tiene chispazos de gran cine (sobre todo por los efectos especiales y un par de secuencias mudas) y momentos patéticos que rozan la ridiculez por partes iguales, algo que por lo demás ya se intuía claramente en sus anteriores trabajos, con la única excepción tal vez de "Insomnia", lejos su mejor película.
Es evidente el poder que Nolan adquirió en Hollywood, al punto que muchos piensan que se trata de un gran creador, cuando en realidad es solamente un aplicado artesano que entre absurdos, complicados y más que inverosímiles historias, pretende hacer creer que lo suyo es cine de calidad.
Con un elenco plagado de estrellas de la industria y con un relato recargado y más que enrevesado, donde abundan alusiones a la física cuántica, a los gusanos espaciales y leyes de Newton reducidas a su mínima expresión, "Interestelar" es de esos filmes que tratan de ganar profundidad cuando en verdad su entramado es más que débil.
Sus 169 minutos se llenan de imágenes plenas de excesos, donde nos enteramos que la Tierra está al borde de la extinción, que hay un sitio secreto que comanda la NASA tratando de buscar alternativas fuera del planeta para que se salven los seres humanos y que con una facilidad que hace temblar, el protagonista (un sólido Matthew McConahey) se lanza en una aventura más allá de esta galaxia para tratar de alcanzar la respuesta definitiva, dejando a sus dos hijos y a su padre en un planeta moribundo.
Lo que más irrita es que las casi tres horas se resuelven de una manera tan pobre, tan obvia y tan descabellada que cuando llega el final, la sensación de estafa se sufre en el ambiente. Porque más que la profundidad de su tema, más que los efectos y las más que obvias alusiones a esa obra maestra que es "2001, Odisea del Espacio" (incluyendo la presencia de computadoras que interactúan con los personajes), todo se reduce a la relación padre-hija y a la búsqueda del sentido de la vida.
Además, Nolan toma todos los elementos de "El Origen", incluyendo su aspecto visual, y pareciera querer emular la pesadez y pseudo intelectualidad de esa obra sobrevalorada al cubo dentro de la filmografía de este director.
Lo que más sorprende (y molesta) es que el filme tiene tantas arbitrariedades, que temas como el viaje a través del tiempo y el espacio se resuelven de manera pasmosa, para que los personajes puedan solucionar cada uno de sus conflictos.
Vista con detenimiento, "Interestelar" es un filme vacío, alargado, hecha a la medida del director para que éste despliegue sus obsesiones que son, en verdad, harto pueriles. Y por eso el resultado final es que la película es una tremenda máquina publicitaria, estéril y astuta, que puede parecer intensa, emocionante o "definitiva" para los espectadores que se dejan asombrar por los efectismos, pero que en verdad nada aporta al género de la ciencia ficción seria que pretende emular.
Lo rescatable: la banda sonora de Hans Zimmer, elegante y bien dosificada que le confiere algo de dignidad a una película que pretende ser una mirada definitiva acerca de los viajes interestelares, pero que se queda pegada a la Tierra, porque no alcanza a tener vuelo poético suficiente.