Los Rendic, una historia marcada por el esfuerzo y amor a la familia Familias
emprendedores. Esteban llegó acompañado de su tía Catalina. Acá forjó su nueva vida.
Llegó siendo muy joven para escapar de la guerra. Dejó atrás la hermosa isla de Brac para forjar su destino, así como lo hicieron tantos compatriotas. Acá echó raíces.
Esteban Rendic Papic llegó a Chile acompañado por su tía Catalina, una mujer ya mayor que se atrevió a hacer con él una larga travesía en barco para llegar a las costas del norte.
Su hija mayor, Magdalena, hace un lindo recuerdo de aquella época.
"Nosotros como descendientes no ocultamos la admiración hacia nuestro padre, ya que en Stipe, como lo llamaban, se iban juntando las ganas de vencer al destino. Le encantaba trabajar, corría el año 1935, cuando nuestras raíces comenzaron a forjarse", precisó emocionada.
Comentó al poco tiempo de llegar su padre instaló un almacén que estaba ubicado en la calle General Velásquez con Eduardo Lefort. El negocio se llamaba "El Saca Pica". Sin embargo, los comienzos para Stipe no fueron fáciles.
Almacén
Atendía el mostrador y expendía el tradicional cuartillo de vino tinto para los infaltables noctámbulos de la época.
El recién llegado quería salir adelante, tenía el anhelo de surgir. El amor también lo estaba esperando en Antofagasta. Estando ya establecido en su almacén conoció a una hermosa joven, hija de ecuatorianos, Flora Pérez Guerra.
Sellaron su amor un 24 de diciembre de 1937, en una hermosa ceremonia religiosa que se realizó en la capilla del Corazón del María.
Al poco tiempo comenzaron a llegar los hijos. El mayor de todos fue Antonio, gran comerciante y muy conocido en la ciudad; Magdalena, que por más de 40 años trabajó como vendedora de una casa comercial. Luego nació Gregorio, quien fue un destacado jugador de básquetbol y conocido también por su gran calidad humana.
El otro hijo fue Wladimir, que era conocido también como un excelente jugador de básquetbol. Trabajó también por muchos años en su taxi y después se trasladó con su familia hasta Santiago.
Deportista
La hija menor es Florita, una destacada deportista que en la actualidad es tesorera de la agrupación Lastavice, que se dedica a hacer actividades sociales.
"Nuestro padre siempre hablaba el idioma croata y nosotros respondíamos en español. Tuvimos la suerte con mi hermana Florita de viajar a Croacia y allí conocimos a nuestros familiares. Estuvimos en la casa que fue de mi padre, donde el agua de mar es cristalina", manifestó.
Florita Rendic agregó que en esa época donde llegaron tantos croatas, entre los mismos paisanos se ayudaban.
Solían ir al puerto cuando llegaba algún barco de Europa. "En los vapores venían italianos, croatas, españoles que venían arrancando de la guerra. Se juntaba mucha gente en el puerto esperando alguna carta, alguna noticia de sus familiares", dijo.
Collar
Hay una historia familia muy linda. Cuando llegó Esteban Rendic lo hizo acompañado de su tía Catalina. Ella como mujer sabia y visionaria se trajo un collar de perlas.
Lo trajo oculto entre sus ropas porque en la aduana de Italia solían pedirles las joyas. Ella trajo esa joya. Cuando llegó a Antofagasta cortó el collar y así empeñaron una parte.
Arriendo
De esa manera pudieron pagar el arriendo de una casa esquina donde instalaron el almacén que era el sustento.
Así fue como poco a poco fue cortando el collar. De hecho, cuando ella murió en su mano tenía el último pedazo que quedaba.
La tía Catalina fue sepultada en el Cementerio General y su agradecido sobrino hizo que grabaran en su lápida una imagen de la virgen con un collar en sus manos.
Ambas hermanas atesoran los recuerdos familiares. Como las comidas que todas las noches solían reunirlos en el patio de la casa. El pescado, la carne y las verduras eran algo tradicional.
Viaje
Cuando fueron a Croacia regresaron al pasado porque sus primos, la familia tenía la misma forma de preparar los alimentos, los mismos ingredientes.
"Tuvimos una hermosa niñez, pero de mucho sacrificio. Mi padre trabajaba en el almacén y por las tardes salía a vender dulces. Mi madre se quedaba en el negocio", añadieron.
Sus padres y hermanos ya fallecieron. Ambas siguen siendo tan unidas como cuando niñas. La vida de los Rendic sigue a través de los recuerdos.