Desde Galicia, la fuerza del amor y pasión por el norte de Chile Familias con historia
emprendedores. Ramón de la Torre, padre del cónsul de España labró su destino en base al esfuerzo y la tenacidad. Su familia heredó gran fortaleza y valores.
Nació en un pueblo, en una caleta de pescadores y de campesinos. La palabra que mejor define a su familia, es el esfuerzo y la tenacidad. Ramón de la Torre Méndez, proviene de la región de Galicia, pero lleva a Chile en su corazón.
Su padre Ramón de la Torre Estévez siempre fue un hombre de esfuerzo. Salía muy temprano a trabajar en la pesca. Regresaba tarde para continuar en el campo. Su madre María del Carmen Méndez tenía que atender a los hijos y salir a buscar leña, además de hacer labores propias del campo.
"Somos tres hermanos. Carmen es la mayor y Berta la pequeña. Había que trabajar mucho especialmente en las labores de campo. En ese tiempo un primo de mi padre le comentó que estaban preparando la tripulación para dos barcos pesqueros que partirían a Chile para participar en la pesca de merluza que era muy abundante. La aldea donde vivíamos se pasaba mucha miseria, entonces mi padre decidió partir", sostuvo Ramón de la Torre.
El partió a Chile en 1958. María Méndez quedó en el pueblo con cinco meses de embarazo de su hija Berta.
Pesca
En 1960, Ramón de la Torre se retiró de la empresa que estaba establecida en Valparaíso. Se trasladó a Arica tras ser contratado por la empresa pesquera Indo. Allí empezó a trabajar y comenzó a destacarse como un buen pescador.
La empresa entonces le dio la posibilidad de estudiar, de prepararse para ser un patrón de pesca. Dio examen en forma satisfactoria y la empresa le entregó una goleta a su cargo.
"No quiero jactarme porque era mi padre, pero fue uno de los mejores pescadores de la zona. Eso le sirvió mucho y estaba muy bien considerado. Además cuando él dijo en la empresa que quería traer a su familia de España, le dieron una casa en Arica. Nos recibió con una casa completa, y nosotros de no tener nada pasamos a utilizar lavadora, refrigerador, televisor, es decir, salimos de un mundo a oscuras y llegamos a una maravilla", confidenció.
Recuerdos
Hay hermosos recuerdos de esa época. De la gente de Arica. En 1962 llegó la familia procedente de España.
Mientras tanto su padre continuó con su labor en la pesca, teniendo a su cargo un barco de 400 toneladas. Cuando jubiló recibió muchísimo dinero. Incluso siguió estando ligado a la empresa, porque hacía capacitaciones y recibía a autoridades y empresarios.
Por desgracia una hemiplejia lo afectó y por eso decidieron como familia que regresara a España. Allá hay casas de reposo para gente de la tercera, las que están acondicionadas con teatros, comedores, salones de baile, etc. Existe una implementación adecuada para que quienes están en esa etapa de la vida, puedan tener un pasar agradable.
Pese a ello él no pudo superar la enfermedad. Finalmente en 1995 falleció para pesar de la familia. Su esposa lo acompañó durante todo su proceso. Ella falleció este año con casi 94 años de vida.
La hermana mayor de Ramón, Carmen se devolvió a España con su esposo y sus dos hijos. Allí hicieron su vida.
Berta, la menor que se había casado con un ariqueño también, se separó y se fue a vivir a las Islas Canarias. Le fue muy bien y se reencontró con un amor de juventud. Era un chileno que estaba radicado en Coquimbo. Entonces ella decidió regresar a Chile y establecerse allí.
Ramón de la Torre Méndez hizo un vida de estudios en Arica. Estudió en el Colegio San Marcos, y egresó en 1968. Entró a la Universidad del Norte (Arica) a cursar ingeniería mecánica. No terminó la carrera por motivos personales.
Pero se dedicó a trabajar y estuvo en la pampa salitrera. Estuvo en Arica e Iquique trabajando en empresas que armaban vehículos.
"Un buen día me encuentro con quien era gerente de Maderas Enco, Jesús Sánchez, quien fuera cónsul de España. Entonces en 1972 me vino a Antofagasta. Acá me radiqué", dijo.
El ahora empresario, presidente del Centro Español y cónsul de España en Antofagasta, se casó con Luisa del Carmen Ahumada Madrid, de cuya unión nacieron tres hijos.
El mayor es cardiólogo, José Ramón. Es funcionario de la Fuerza Aérea. La que le sigue es Ana María, que es abogada. Tiene su oficina en el centro de la ciudad y además trabajar en el Conservador de Bienes Raíces. Contrajo nupcias con un profesional del Derecho.
Familia
La menor, Marisol, es publicista. Tiene título de marketing comunicacional y publicidad y diseño gráfico. Trabaja con su esposo que es ingeniero.
La familia se vio bendecida con la llegada de las nietas. Hay dos de ellas que viven en Punta Arenas, que son Antonia y Sofía. Son hijas de José Ramón.
Su tercera nieta es Josefina, y es hija de Ana María. En tanto, Marisol su hija menor tiene a la pequeña Antía, nombre gallego que significa Antonia.
Al hacer una reflexión de su vida, Ramón de la Torre destaca el rol que cumplieron sus padres.
"Yo tengo la enseñanza y la fuerza de ellos como para nunca abatirme. He pasado por muchos problemas y de hecho pasé por un cáncer. Me desahuciaron, me dieron tres meses de vida, pero yo les dije que no me iba a morir porque no había escuchado al de arriba que me llamara. Mis padres me enseñaron una forma de vida de mucho esfuerzo, de mucha lucha, de nunca claudicar", precisó.
Un hombre católico, creyente, se aferró a la vida. "Yo tomé todo como si fuera un resfrío o como un descanso. Estaba estresado con mucho trabajo, y tuve que someterme a 38 radioterapias, 6 quimioterapias, hubo una operación posterior donde me sacaron tres tumores más. Debí someterse a una intervención para aseo quirúrgico. Pero siempre pensando en Dios, no reniego de ninguna religión", añadió.
Valores
Cada vez que pasa por un templo entra y hace una oración de agradecimiento. Da gracias por el día nuevo, y por ser rico en muchas cosas. Se siente un agradecido de la vida, de haber tenido a unos padres que le enseñaron valores, los mismos que él enseñó a sus hijos.