"Terminamos el mayor ciclo de bonanza del país con crisis en la educación y salud"
Es el sociólogo top del momento: de pelo largo, zapatillas y chaqueta casual, pero con una nueva visión para analizar la coyuntura política del país que marca todas sus apariciones públicas, ya sea en la televisión o foros, donde dispara contra derechas, izquierdas y ese poder entre mítico y satanizado de los empresarios.
Alberto Mayol (1976) es además magíster en Ciencias Políticas de la Universidad de Chile, licenciado en Estética de la PUC y académico de la U. de Santiago, pero su libro "El derrumbe del modelo" puso en el debate aquellas aristas menos analizadas del Chile actual, con sus éxitos y fracasos.
Estuvo en Antofagasta para participar en el encuentro Percade 2014, que tenía por título "La persona, ¿nos preocupamos u ocupamos?, aunque Alberto Mayol dejó en el ambiente otra inquietante pregunta sobre "qué quedó para el país después de los años de bonanza producto del cobre, ya que seguimos con los mismos problemas en educación, salud y seguridad social", entre otros efectos colaterales.
MINERÍA
¿Cómo analizas la realidad de Antofagasta como región minera con sus problemas de contaminación, atraso en infraestructura y una desigualdad mayor en el tema ingresos?
-Las zonas mineras y en general aquellas zonas que son 'extractivistas' tienen rasgos comunes. Hay experiencias exitosas donde han logrado transformar ese crecimiento económico en un desarrollo sustentable en el tiempo. Sin embargo, por otro lado, grandes riquezas son completamente desaprovechadas por problemas de desarrollo institucional o grupos de poder, lo que genera más pobreza, como en el caso de África. Las zonas con riquezas extractivas pueden ser una gran bendición, pueden ser una fuente de riquezas que tienen externalidades negativas, pero también pueden ser zonas completamente fallidas en su desarrollo. Lo que sí es claro es que la riqueza minera no garantiza nada.
¿Esto puede observarse en algunos inquietantes índices que exhibe nuestra ciudad?
-Aquí hay un desarrollo no planificado, con un PIB per cápita igual al del Reino Unido, pero obviamente las condiciones de existencia no corresponden a lo que indica formalmente esta cifra. No hay infraestructura pública potente, la educación no se destaca con respecto al país y menos a nivel internacional. Aquí los niveles de integración social son bajísimos, existe una fuerte desigualdad, y lo que puede observarse en definitiva, además de la contaminación, es que tenemos una serie de problemas a los cuales no hemos encontrado soluciones como país. Sin embargo, Antofagasta tampoco ha encontrado una institucionalidad propia para abordar estos problemas.
Aquí caemos en el eterno debate sobre regionalización y descentralización no resuelto hasta ahora por ningún gobierno…
-Gran parte del problema es que las autoridades locales van a Santiago a pedir que los 'pesquen' en realidad. En circunstancia lo que necesitan es una mayor autonomía en la toma de decisiones, mayor autonomía económica y política para las regiones. Cosas obvias, el presupuesto de los municipios en Chile llega al 10% del presupuesto país, cuando el estándar mundial oscila entre el 20 y 30%. Ni hablar de las intendencias que no tienen ningún poder económico y sólo se dedican a temas que no tienen casi ninguna injerencia en la vida cotidiana de las personas. Además no existe ninguna figura empoderada en los temas de desarrollo urbano en el sentido amplio, lo más parecido son los gobiernos comunales, pero tienen graves falencias.
CENTRALISMO
Cuáles son las trabas para avanzar en esa autonomía regional….
-Lo primero, hay autoridades y políticos que piensan como santiaguinos. También existe una cuestión histórica. A Chile le ha costado mucho salir de los hechos violentos que marcaron a vencedores y derrotados. El centralismo se establece en nuestro país entre 1820 y 1830, en la época que en la historiografía se conoce, con maldad digo yo, como la Anarquía. Que fue la época del conflicto entre Concepción y Santiago, también conocido como el conflicto entre unitaristas y federalistas. Aquí ganaron los unitaristas, ganó Santiago, y de ahí para adelante, fue la negación total de las provincias. Hay un problema permanente donde los santiaguinos en general no nos damos cuenta que expropiamos las riquezas del país. Nosotros no producimos nada, tenemos sólo un área de servicios, que reporta una cifra menor en el PIB, pero que tiene que ver más bien con deudas.
Qué te pareció el paquete de reformas en el tema regionalización que analiza la Presidenta Michelle Bachelet…
-Es un avance, pero es insuficiente. Estamos todavía muy lejos. Yo creo que hay que salir de las conductas rituales. La vez pasada se crearon más regiones, una solución muy mala, ahora quieren hacer más universidades en aquellas zonas donde no hay...
Y también está el aumento de senadores y diputados por el fin del binominal. ¿Habrá más representación para las regiones?
-A mí me parece bien. Chile tiene un parlamento chico, debería ser una sola cámara y más grande, eso genera dinámicas más democráticas. Pero obviamente el aumento de parlamentarios como medida regionalizadora no tiene nada que ver. En las dinámicas actuales no garantiza absolutamente nada.
Pasando al tema de las reformas, ¿quién ganó con la interpelación al ministro Eyzaguirre?
-Las interpelaciones son un error para quienes las patrocinan. En una sociedad televisiva, la interpelación hizo darle cámara al ministro. Un ministro que le ha costado explicar la reforma a gran parte de la ciudadanía, resulta que ahora la oposición le regaló un espacio para que la explicara. Por ello, los ministros casi siempre salen fortalecidos de las interpelaciones, porque además son interpelados por políticos y la gente tiende a creerle más a las autoridades que a los parlamentarios. Eso está comprobado…
¿Cuál es el escenario entonces de la reforma educacional?
-El problema de la reforma es que nació entrampada, no está ahora entrampada. El problema es que cuando vio la luz la Nueva Mayoría y elaboró la reforma educacional no quiso hacerse cargo de sus conflictos internos sobre este cambio estructural. En Chile hay dos paradigmas en la educación: la libertad de enseñanza representada por la Iglesia y el derecho a la educación a cargo del Estado. El sistema fue siempre mixto con un claro predominio de lo público, pero la Iglesia siempre estuvo en el segundo lugar. Esto es una historia conocida. Ahora lo que hizo la dictadura fue instalar un sistema preferente para la libertad de enseñanza por sobre el derecho a la educación, lo que fue un experimento…
FACTOR dc
¿Este último cambio tuvo un sentido absolutamente político?
-Tuvo un sentido doctrinario fundado en el autoritarismo. Sin embargo, este sistema se fue perfeccionando con la Concertación con estos resultados: en los '80 el 15% era educación privada, que pasa luego al 70% en el 2000. La reforma educacional tímidamente trata de establecer ciertos niveles de equilibrio, que me parecen insuficientes. La reforma es muy chica. Le falta muchísimo, si queremos asimilarlos a otros países…
O sea, la visión de los partidos de la Nueva Mayoría sigue en pugna en la reforma educacional…
-La reforma nace con dos visiones adentro. La DC históricamente ha defendido la libertad de enseñanza, porque tiene a la Iglesia detrás. Entonces se produce un problema que está reflejado en el programa de gobierno de Bachelet. Este fue sustentado en ocho principios, pero de los ocho, seis no tienen verbo ni predicado. No dicen nada.
¿Todo pasa porque los 'programas de gobierno', en definitiva, tienen poco sustento técnico?
-Yo creo que los expertos de Bachelet quisieron hacer un buen programa de gobierno. Pero la negociación fue muy dura en la interna. Bueno hay que hablar claro: la DC está siendo la quinta columna del gobierno porque va para otro lado. Es así de simple… Y lo que pasó es que la DC quiso que el programa fuera ambiguo y que sus socios ganaran la elección vendiendo cualquier cosa. No importaba. Además, Ignacio Walker lo dijo: las campañas se hacen en poesía, pero se gobierna en prosa. Otra cosa interesante: nunca liquidaron a la Concertación y tampoco definieron qué rasgos más importantes en términos estructurales tendría la Nueva Mayoría, cómo sería el pacto. Esto sólo fue realizado después de ganar las elecciones (enero 2014). Ahí se preguntaron qué somos y la DC se encarga de poner en la mesa que no son una coalición política porque está el PC, y como decir que son un pacto electoral es vergonzoso, inventan una cosa intermedia que es el acuerdo político programático.
'bacheletismo'
Desde ahí entonces empezó la estrategia política de la DC…
-Luego, la DC en los primeros 100 días de gobierno dejó a Bachelet parecer que estaba haciendo cambios muy estructurales, pero después interviene fuertemente. Ellos prepararon la escena, salieron criticando a la reforma, pero no porque tenían colegios. Además cada vez que el PC daba un mal paso, lo aplastaban. Fue una gestión brillante diseñada por Gutenberg Martínez, porque a la vez vas llorando y acusando al árbitro. La DC "horquillea" mucho al gobierno, como en su tiempo lo hizo la UDI con Piñera, pero lo interesante es que Bachelet no necesita a la DC, pero este partido hizo que bajara en las encuestas de adhesión.
O sea falta liderazgo para avanzar en los cambios…
-La ironía de todo esto es que Bachelet no haya hecho el 'bacheletismo'. Es interesante el fenómeno, porque la coalición de gobierno no vale nada para la ciudadanía. Bachelet tiene un respeto desmedido a los partidos políticos. Sin embargo, cuando se quiere hacer cambios profundos, no son a través de partidos políticos, sino con líderes carismáticos y la historia así lo dice. La gente necesita un líder que le diga: 'tranquilos, estos cambios van a funcionar'.
Cuál entonces el destino de las reformas sumado al complejo escenario económico en 2015...
-La Nueva Mayoría apostó por un estrategia que va al fracaso, porque no vislumbró que las reformas no tienen un sustento estructural. Por ello parecía más lógico primero cambiar la Constitución Política a través de una asamblea constituyente, no en el Parlamento que está totalmente desprestigiado. Además se sabía que iba a bajar el cobre y así terminamos el mayor ciclo de crecimiento del país con problemas medioambientales, con crisis en la salud, en la educación, con una clase política desprestigiada. Ese es el balance de la bonanza del cobre, lo que da para pensar que algo hicimos mal, por lo menos.