estudio dice que los niños obesos son más sensibles al azúcar
salud
Según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), unos 43 millones de niños y niñas padecen de obesidad infantil, de los cuales 35 millones viven en países en desarrollo. Esta enfermedad es uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI.
Por esta razón, los médicos buscan una alternativa para combatir la obesidad y de esta manera prevenir las millones de muertes que producen las enfermedades derivadas del sobrepeso.
Uno de los aliados de la obesidad es el azúcar, que produce un efecto especial en el cerebro de los niños obesos. Así lo afirma un estudio realizado por investigadores de la Universidad de California en San Diego, quienes aseveran que el sistema nervioso de estos niños se "iluminan" de manera diferente cuando consumen esta sustancia.
El hallazgo, publicado en el sitio web del International Journal of Obesity, establece una relación entre la hipersensibilidad al azúcar y comer en exceso. Sumado a ello, el acto de comer en exceso podría ser una recompensa psicológica.
En cuanto a este último punto, implica que las ansias de comer son alentada por la buena sensación que producen los alimentos. Esto podría significar que algunos niños tienen una predisposición a nivel cerebral que los hace desear más azúcar durante toda la vida.
"El mensaje principal es que los niños obesos, en comparación con otros de peso saludable, han mejorado las respuestas en su cerebro al azúcar", sostiene Kerri Boutelle, psicóloga clínica y líder del estudio.
"Que podemos detectar estas diferencias cerebrales en niños de tan sólo ocho años de edad es la parte más notable y clínicamente significativa del estudio", añade la especialista.
detalles del estudio
El equipo de investigación escaneó los cerebros de 23 niños, de entre 8 a 12 años de edad: diez de los niños eran obesos, mientras que el resto tenía un peso saludable, de acuerdo al Índice de Masa Corporal (IMC). Los científicos determinaron que los niños debían tener características similares para no confundir los resultados.
Durante el examen, los pequeños participantes degustaron una quinta parte de una cucharadita de agua mezclada con sacarosa.
Las imágenes cerebrales mostraron que los niños obesos habían aumentado la actividad en la corteza insular y en la amígdala cerebral, regiones implicadas en la percepción, la emoción, la conciencia, el gusto, la motivación y la recompensa.
Los niños con obesidad no mostraron inguna actividad neuronal aumentada en una tercera parte del cerebro: el cuerpo estriado. Esta zona también está implicada en la recompensa y, a juicio de los científicos, estaría asociada a la obesidad en adultos.
"Cualquier experto en obesidad le dirá que la pérdida de peso es difícil y que la batalla tiene que ganarse a través de la prevención", sostiene Boutelle.
"El estudio es una llamada de atención que indica que la prevención tiene que empezar muy temprano, ya que algunos niños pueden nacer con una hipersensibilidad a las recompensas de alimentos o pueden ser capaces de aprender una relación entre los alimentos y con ello sentirse mejor más rápido que otros niños", sentencia la experta.
La comida alta en grasas y azúcares es de fácil acceso y por ello es difícil estimular a los niños y niñas a que coman más sano. Los especialistas apelan a la variedad en el menú: no preparar siempre los mismos platos, sino cambiar de vez en cuando los ingredientes y enseñarles que las frutas y verduras los harán más fuertes y saludables. Involucrarlos en la cocina también es un buen ejercicio. Incluso emplatar con "caras divertidas" es un buen estímulo para que coman sanamente.
43
millones de niños en el mundo padecen de obesidad, según estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
25
gramos de azúcar diarios como máximo recomienda la OMS, lo que equivale a unas seis cucharadas de café.