El sedentarismo provoca el doble de muertes que la obesidad
salud
Una investigación publicada en la revista científica American Journal of Clinical Nutrition, reveló que el no realizar actividad física tiene un índice de mortalidad mayor que la obesidad.
El estudio, realizado por la Unidad de Epidemiología de la Universidad de Cambridge, tuvo como muestra a más de 334 mil personas europeas y demostró que la falta de ejercicio también se asocia con un mayor riesgo de muerte prematura. Asimismo, esto estaría vinculado con ser más propenso a patologías cardiovasculares o enfermedades como el cáncer.
Aunque la obesidad puede contribuir a un índice más alto de masa corporal (IMC), esto no se relacionaría directamente con la muerte precoz.
Los investigadores analizaron los datos de hombres y mujeres de toda Europa, que participaron en el estudio "The European Prospective Investigation into Cancer and Nutrition" (EPIC). Esto para medir la relación entre tres factores: inactividad física, la muerte prematura y la interacción de estas con la obesidad.
Dentro de una media de 12 años, los científicos valoraron la altura, el peso, la circunferencia de la cintura y una autoevaluación para medir los niveles de actividad física.
Así, una vez comparados y clasificados, los resultados mostraron que el 22,7% de quienes participaron tenían una nula actividad física, por lo que fueron calificados como inactivos.
Asimismo, la publicación demostró que un pequeño aumento en la actividad tendría beneficios muy significativos para la salud de las personas.
La definición exacta de actividad física se centró en el movimiento que da contracción muscular y que conlleva gasto energético. Esta podía formar parte de diversas etapas de nuestra vida cotidiana, lo que no implicaba necesariamente acudir a un gimnasio o practicar un deporte.
Según el estudio, los investigadores estimaron que una caminata de 20 minutos diarios es suficiente para quemar entre 90 y 110 kilocalorías. Esto haría que una persona considerada como inactiva pase a ser moderadamente inactiva y así reducir su riesgo de muerte prematura entre un 16% y 30%.
Para Nick Wareham, científico que participó en la investigación, contribuir en que las personas puedan perder peso sería un desafío.
Así, dijo que "debemos tener como objetivo reducir los niveles de obesidad en la población, con intervenciones de salud pública que animen a la gente a hacer pequeños cambios, pero reales, en la actividad física que pueden tener beneficios significativos para la salud y pueden ser más fáciles de lograr y mantener".
En la misma línea, otro estudio de un equipo de investigadores de la Universidad de California-Berkeley (EE.UU.), reveló que las temperaturas bajas ayudarían a bajar de peso.
Según los científicos, la exposición prolongada al aire frío hace que una proteína llamada factor de transcripción Zfp516, estimule la grasa parda ("buena"), lo que produce que la blanca ("mala") adquiera las propiedades quema grasas de la primera. Motivo por el que se perdería peso.
La grasa parda, conocida como "buena", es aquella que quema energía para mantenernos calientes. A diferencia de la grasa blanca que almacena el exceso de energía.
Hasta hace poco tiempo, se creía que en los seres humanos la grasa parda estaba presente únicamente en los bebés. Sin embargo, se ha descubierto que también lo está en los adultos, alrededor de áreas vitales como el corazón, el cerebro, el cuello y la médula espinal. pero, el porcentaje de ésta sigue siendo menor en comparación con la grasa almacenadora de energía.
El problema es que las personas pasan la mayor parte del tiempo en zonas con temperaturas ambientales controladas, por lo que la necesidad de la grasa parda ha ido disminuyendo con el tiempo. Esto ha favorecido el aumento de los índices de sobrepeso y obesidad actual.
Para comprobar que las temperaturas bajas favorecían la pérdida de peso, científicos analizaron la grasa parda (responsable de quemar energías para mantenernos calientes) de personas que trabajaban al aire libre y en interiores con la temperatura controlada. En el norte de Finlandia, quienes se encontraban expuestos a temperaturas muy frías resultaron tener una mayor cantidad de grasa parda, que aquellos de la misma edad pero que realizaban su trabajo en el interior con una temperatura más cálida.
20
minutos tendría que durar una caminata diaria para considerarse como suficiente para reducir el riesgo de muerte prematura
337 mil
de las 9,2 millones de muertes ocurridas en Europa fueron por obesidad. El doble (676 mil) podría deberse a la inactividad física.