"Hay que atrincherarse, igual como lo hizo el alcalde de Calama"
El pensamiento de Iván Simunovic Petricio no es, para nada, el que estamos habituados a escuchar de un gran empresario.
Emprendedor, el rostro más conocido del casino Enjoy y expresidente de la Asociación de Industriales de Antofagasta está entre irritado, molesto e inquieto.
En un análisis duro, repasa el devenir de la ciudad y la región, el que califica de mezquino por parte de la autoridad pública y de muchas empresas. Refrenda que la capital regional y las ocho comunas restantes han perdido calidad de vida y que es el tiempo para que la gente se una y reclame por ello.
Al tiempo, sugiere que esta puede ser su última gran pelea pública. Si no hay efectos, ya está evaluando dejar la ciudad que lo vio nacer.
Lector, gran conversador y viajante, hombre influyente y conectado. La visión de Simunovic es tan cruda, como apasionada.
Usted, como presidente de la AIA, creó el concepto de "Antofagasta capital mundial de la minería". ¿Cuál es la evaluación desde ese momento, a lo que hoy tiene la ciudad?
- Se decía que esta ciudad no tenía futuro, que las casas y edificios debían hacerse con pernos porque había que llevárselos y este era un campamento…
¿Esa era la discusión?
- Sí. Eso era lo que se discutía en 1990. Traté de buscar formas de demostrar que no era así. Que había una riqueza minera, pero se requería identidad. Y propuse al Congreso que así como existe la Región de Los Lagos, o la de Los Ríos, La Araucanía, esta fuera la 'Región de la Minería'. Paralelo a eso era reconocer a la Región y Antofagasta, como la capital minera del mundo. Tenemos las reservas más importantes del mundo y aquí están las principales empresas. Por eso el eslogan. Pero uno de los desafíos y sueños que tenía era que las casas matrices de las compañías se tenían que instalar en Antofagasta. BHP, Codelco, con sus ejecutivos, para que ellos vivan lo que viven sus trabajadores, porque al vivir los problemas la ciudad iban a asumir un compromiso distinto con la ciudad. En algún momento lo hizo Bruce Turner de Escondida, o John Hana. Ellos vivieron acá. Por eso es que Escondida es, por lejos, la compañía que más compromisos ha adquirido con la ciudad, no digo que ha dado todo, pero es la más importante.
Con las universidades desarrollando las mejores carreras en Chile del área.
Paralelo a eso, íbamos a desarrollar un gran área de servicios para las empresas.
Han pasado 20 años de esta propuesta y nos damos cuenta que en vez de avanzar, hemos retrocedido una brutalidad. Hoy tenemos los turnos '7 x7', entonces el trabajador ya no es de acá; el ejecutivo trabaja de lunes a jueves; no están el fin de semana; entonces no se compromete con lo de acá.
¿Qué pasó?
- Pasó que las empresas optaron por colocar sus casas matrices en Santiago. Nunca se vinieron del todo. Estuvimos cerca, palpé que estuvimos cerca, pero por distintas razones económicas, políticas, no se concretó. No podría dar una respuesta precisa. Y uno ve las grandes empresas de servicio a la minería y pasa lo mismo: abren una oficina en Antofagasta, con paredes de vidrio, techo de plumavit, pero la casa matriz está en Santiago y acá tienen un gerente que cumple un ciclo de dos o tres años y se va.
La propuesta fue, entonces, 'Antofagasta, capital minera del mundo' que desde el punto de vista productivo lo es. Pero no se instaló ninguna empresa en la ciudad y además, se perdió en calidad de vida…
- ¡Este proyecto está lejos de ser lo que yo soñé en ese minuto! Soñé las casas matrices, universidades, la cadena logística. De alguna forma se desarrolló una, pero sin las casas matrices. Hoy todo se hace desde el avión y Antofagasta termina utilizada como una ciudad para enriquecerse, pero donde no se reinvierte algo de lo que entrega.
¿Es posible revertir el fenómeno?
- Leí que el Consejo Minero hizo una cena la semana pasada en Casa Piedra, Santiago, con 500 o 600 invitados. Lo que hace el Consejo Minero, sin darse cuenta es quitarle protagonismo a los que realmente tienen raíces en Antofagasta, Copiapó. El Consejo Minero no tiene conexión con Antofagasta. Esa es la realidad. Si vienen a Antofagasta, se van en el primer avión que pueden.
Entonces, los antofagastinos se tienen que atrincherar. Es la hora de armar una trinchera para recuperar los proyectos que en algún momento se plantearon. Pero veo que quienes se deben atrincherar están diseminados y son muy pocos, pero hay que convocarlos, con Calama, Tocopilla, a toda la región. Hay que atrincherarse, igual como lo hizo el alcalde de Calama, Esteban Velásquez, y La Moneda reaccionó. Eso mismo tiene que hacerse en la Región.
EL CASO DE CHUQUI
Como ejemplo de lo anterior, Simunovic alude a la próxima celebración de los 100 años de Chuquicamata.
"Lo que puedo festejar es el heroísmo de los trabajadores y a la gente que vivió en el campamento, a esa gente que defiende su derecho a llevar su lugar de nacimiento en el carnet. Ese es arraigo. Desde ese punto de vista, levanto muchos monumentos, que faltan, para ellos. Pero qué injustas las políticas públicas. Todo lo que ha dado Chuquicamata y lo que tuvo de regreso. Es vergonzoso. Si la Presidenta viene a celebrar a los trabajadores, muchos que se enfermaron de silicosis, está bien; pero no celebremos 100 años de sacar riqueza regional que se han llevado a cualquier parte de Chile. Eso no lo celebro".
Ivo, su padre, nació en Brac, la isla croata desde la cual salió el grueso de los inmigrantes de ese país hacia Chile. Su madre, Elena, nació en Antofagasta, pero sus padres también eran nativos de Brac.
El matrimonio tuvo tres hijos, Iván fue el menor y a él le sucede la misma cantidad y otros cuatro nietos y uno en camino.
Asegura que nunca ha tenido ganas de postularse a cargos de elección popular, aunque lo han tentado. "Asumí ese compromiso" y lo más cercano a ello fue su presidencia en la AIA.
¿Por dónde hay que partir para mejorar la calidad de vida de la ciudad?
- Por las cosas simples. Las veredas, el aseo, de ahí vamos avanzando con cosas más complejas.
En este tránsito, no todo es culpa del centralismo. ¿Cuánta responsabilidad tenemos nosotros en la pérdida de calidad de vida?
- Yo nací en la avenida Brasil y jugaba ahí cuando era niño. Y ahora la avenida Brasil está peor porque no tiene nada distinto, nada nuevo. Está en el más absoluto abandono. ¡50 años abandonado nuestro pulmón en el desierto más árido del mundo!
¡Copa América! Nos hacen gastar una fortuna en cinco canchas de pasto natural, cuando bastaban dos… para ver dos partidos de Jamaica, el último de la lista. ¿Esa es la recompensa? Es un abuso que se comete con Antofagasta, entonces cuando hablo de atrincherarse, nuestros senadores, diputados, alcaldes, tienen, junto con nosotros, la AIA, la Cámara de la Construcción, pero liderados por nuestras autoridades elegidas, deben atrincherarse y decir: 'Señores, no más'.
¿Pero qué responsabilidad hay nuestra? Ni siquiera de ahora… en los últimos 50 años. O sea, hay fallos evidentes. No es culpa de Santiago que, por ejemplo, el Parque Brasil no esté remodelado.
- Está bien, pero hay una mezcla de liderazgo con políticas públicas. Digo liderazgo, porque don Pedro Araya Ortiz sacó proyectos emblemáticos, y don Floreal, gente antofagastina de verdad. Nos faltan esos líderes y el centralismo cuando inventa el 7x7… no sé. Nos daña más. Ese proyecto que soñamos lo veo lejos, salvo que reaccionemos, que nunca es tarde, y nos atrincheremos.
¿Siente que la ciudad se ha ido 'descapitalizando' desde el punto de vista de la calidad de gente?
- Sí. Lo siento así.
¿Y cómo evalúa el rol de los sectores públicos y privado?
- Los privados han hecho su pega, pero si me voy a lo público, ¿qué veo? El hospital se cae a pedazos, la avenida Brasil, la avenida Pedro Aguirre Cerda que lleva tres años de reparación para un par de kilómetros. ¡Dónde se ve eso! Que alguien me cite la inversión pública que llega a esta región que tanto ha dado a Chile. Miren de Vallenar al sur, autopistas, hospitales y colegios. Y más encima hay gente que dice que Antofagasta y Calama son las más feas de Chile, cuando de acá han salido todos los recursos para el resto.
Es fuerte esto de "atrincherarse".
- Hay que hacerlo. Aquí falta mucha obra pública. No lo veo. Sólo veo déficit.
Dice que el sector privado cumple su labor, pero ¿no extraña algo más en RSE?
- Ahí tenemos el Mall, o Elecda, Telefónica, Entel, los bancos, empresas que se han enriquecido y ¿cuáles gestos tienen? ¿apoyan hogares de ancianos, orquestas sinfónicas, o aportes culturales, a los museos? Nómbrenme algo. Me sobran dedos en una mano.
Por eso cuando digo trinchera lo digo porque hay que hacer sentir que exigimos más retorno de lo público, de lo privado y de lo humano. Si cada ser humano se preocupara media hora a la semana de su junta de vecinos, del club deportivo, o del colegio de su hijo, esto sería otra cosa. Todos exigen.
¿Y es verdad que está pensando en irse de Antofagasta?
- Sí. Es un agotamiento que tiene que ver con todo esto. La verdad es que son tantos años peleando por calidad de vida para nuestra ciudad y no veo por dónde pueda venir, salvo este llamado a una reacción ahora, ya. Y si no la veo, lo más probable es que me vaya. Yo estoy con mi conciencia muy tranquila, di lo mejor que pude.