Si hay algo que caracteriza al padre Felipe Berríos es la coherencia de lo que dice y hace. El sacerdote jesuita ya lleva un mes viviendo en el sector de La Chimba, el epicentro de la pobreza y de los campamentos en Antofagasta.

Ahí, el religioso de 57 años celebra misas, recorre por horas los diferentes lugares, conversa con quienes se cruzan en su camino y gestiona una mejor organización para que los más desposeídos tengan un mejor vivir junto a sus familias. Y los pobladores le hacen sentir su agradecimiento a través de cálidos y emotivos saludos.

Como es tradicional, el discurso de Berríos es fuerte y claro, nada de medias tintas, sobre todo a la hora de defender a los más pobres y los inmigrantes, siempre apelando a la tolerancia y al derecho que cada ciudadano tiene para lograr un mejor futuro.

Para nadie es un misterio que los contrastes son abismantes en la ciudad, algo que no pasa desapercibido para el religioso, quien viene de una larga misión en el Congo (África) donde trabajó especialmente con los refugiados de ese país.

Según sus palabras, los 36 mil dólares per cápita en Antofagasta parecen un mal chiste cuando aumentan los campamentos y los cordones de pobreza en el sector alto de la ciudad. En este lugar esas espectaculares cifras económicas no tienen ningún sentido.

Y es que vivir en las tomas es una experiencia que impacta y contrae el corazón. Antofagastinos, chilenos e inmigrantes son parte de un mundo que parece distante y desconocido para muchos de los habitantes de la llamada capital mundial de la minería.

De ahí la importancia de lo que expresa el sacerdote jesuita para articular una red de apoyo que involucre a autoridades, empresarios, jóvenes y a todos quienes desean ayudar a tener una mejor ciudad y país.

No sólo basta decir y escuchar, hay que actuar. Y en eso el mensaje de Felipe Berríos tiene forma y sustancia, siempre cargado de una mirada social cuyo único objetivo es ayudar a los más pobres y a quienes sufren.

En la UA y Cicitem coincidimos en que se requiere contar con más investigadores en minería para cumplir con las metas de crecimiento y desarrollo propuestas por el gobierno, fundamentalmente en las áreas de exploración y explotación minera, así como en el mejoramiento de los procesos y productos.

Se requiere también la creación de incentivos para contratar investigadores formados en Chile, quienes además deben tener una visión internacional entregada a través de estadías y postdoctorados para que pueden integrarse no sólo a las universidades y centros de investigación, sino que a las empresas o bien crearlas como ocurre en otros países.

Para esto último, se requiere además apoyo en cuanto a la formación en habilidades como la innovación y el emprendimiento.

Para alcanzar la meta propuesta, es necesario que los centros de investigación especializados en minería como Cicitem, CSIRO Chile y las universidades estatales con vocación minera como la UA, reciban un incremento en sus fondos basales que les permitan contratar más investigadores en minería y formar otros en áreas en que en Chile no se tiene experiencia. En ese plano, estimamos que deberían hacerse convenios de desempeño con recursos públicos y privados.

La Universidad de Antofagasta a través de su Magíster y Doctorado en Ingeniería de Procesos de Minerales, programas acreditados por 6 y 5 años, respectivamente, ha formado en los últimos 10 años, 13 doctores y 30 magíster, lo cual constituye todo un ejemplo de cómo se puede contribuir a aumentar la tasa de investigadores.

Además, hasta ahora, los esfuerzos realizados por Cicitem junto a centros internacionales como CSIRO aumentan la masa crítica de investigadores en temas mineros, específicamente en áreas tan estratégicas como los procesos y la biominería. Sin embargo, creemos que estos avances aún son insuficientes en relación a las metas trazadas.

Hoy se requiere incrementar los recursos en forma focalizada para lograr la meta, ese financiamiento debe venir tanto del Estado de Chile como por parte de la empresa minera. La meta es ambiciosa y tenemos que tener claras nuestras fortalezas y debilidades.

El diputado Armando Quezada Acharán hizo ver en la Cámara la angustiosa situación creada a la población de Antofagasta, con motivo del cierre de los cuarteles de Bomberos.

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