Vigencia de Luis Imerio Guardia
Todo pasado fue mejor en cuanto al teatro que se muestra en la Antofagasta de hoy, con esos grandes edificios que contrastan con las aguas de ese mar que lucha por vislumbrarse entre el concreto y que 'ojalá esas construcciones nos dejen verlo', como lo señaló Manuel García el año 2011 en el Centro Cultural Balmaceda.
Desde principios de los 70 predominaba la acción teatral de la Universidad del Norte con ese gran gestor que fue Luis Imerio Guardia, oportuno con sus estrenos, meses después que las obras fueran estrenas en la capital de una nación bullente de arte esperanzador y destinos democráticos.
Incansable Luis Imerio después de su academia en la Escuela de Castellano y realización de programas en Canal 3, para asumir los ensayos en la Sala Ercilla de calle Prat, creada por Andrés Sabella (ahora sus columnas sostienen a una entidad bancaria)
Fundamentales fueron sus direcciones para 'Nos tomamos la Universidad', de Sergio Vodánovic, en la urgencia de la reforma universitaria que haría variar los destinos de la educación superior. En plena vigencia de las ocupaciones de la Escuela de Periodismo, Canal 3 y de las instalaciones de la UN.
En el Teatro Circular se montó 'Peligro a 50 metros', de Alejandro Sieveking, fundamental ensayo teatral donde la coreografía del subdesarrollo dejaba en evidencia la dinámica del país emergente.
Más. Lo medular del teatro etéreo-terrenal de Luis A. Heiremans y su obra póstuma 'El Tony Chico', con las actuaciones de Marco Antonio Pinto y Lionel Godoy, entre otros. Lo contingente del surrealismo vivencial de Jorge Díaz en 'Réquiem para un girasol' y 'El lugar donde mueren los mamíferos'.
En la incomprensión del medio universitario, Guardia se refugió en la independencia del Teatro del Ancla, post golpe militar, donde alcanzamos a ver una aproximación a 'El cepillo de dientes', de Jorge Díaz, con Ruth Varas y Manuel Lattus en una estrecha sala de calle Prat, arriba. Era el ocaso de L.I. Guardia.
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