El amor en la tercera edad
Eduardo Gatica
La pasión y el deseo inicial en una relación de pareja mediados por la bioquímica cerebral, aumento en la secreción de neurotrasmisores y factores hormonales, tienen un tiempo determinado de entre dos y cuatro años, luego del cual decaen. Ese es el periodo que tiene la pareja para crear 'intimidad', reconocerse, aceptarse, entregarse y comprometerse profundamente con esa persona, más allá que con cualquier otra en el mundo.
Los adultos mayores que permanecen juntos al superar esta etapa logran un cambio de estos químicos cerebrales del 'enamoramiento'. El logro de esta 'intimidad' explica que con frecuencia se 'adivinen el pensamiento', sepan cómo le gusta cada cosa a su pareja, hábitos que practican cada uno y rutinas de vida que poseen, adelantándose a cada petición.
El amor en la tercera edad puede operar con los mismos códigos juveniles, misma ilusión, sentimientos o 'mariposas en la barriga', aunque con frecuencia se vive en el anonimato o disfraz de amistad por la consideración social, injusta, de que es impropio enamorarse a esa edad.
A pesar de los múltiples y beneficiosos aportes que este sentimiento brinda al ser humano aún existe una visión negativa de la sociedad, y frecuentemente de la familia, que califica al adulto mayor como carente de pasión. Dicha visión también influye en ellos mismos llevándolos a suprimir o ignorar sus propios deseos y necesidades de vínculo afectivo.
El amor es también un protector de la salud. Variados estudios han demostrado que el permanecer en una positiva relación de pareja disminuye los niveles de cortisol, la hormona del estrés, asociada a los cambios propios del envejecer, que predisponen a alteraciones de la salud mental. En este sentido, es habitual en esta época de la vida la irrupción de cuadros depresivos secundarios a enfermedades físicas y neurodegenerativas, siendo más prevalentes en adultos mayores en soledad, que en aquellos que poseen pareja o viven rodeados de la preocupación y/o compañía de su familia.
El amor de pareja protege de la soledad, que es el peor enemigo de la vejez. La irrupción de la jubilación y 'nido vacío' se compensa con la presencia del esposo o esposa, mientras la pareja espera la llegada de los nietos, que llena nuevamente el espacio construido con los ladrillos del amor que se depositaron día a día durante largos años.