Paraderos que nadie respeta
Están ahí, dan sombra y la gente puede verlos fácilmente a 20 metros de cada esquina. Son los nuevos paraderos en el centro de la ciudad, muchos de los cuales están sólo como elementos decorativos.
La razón es que varios de estos espacios son obstaculizados por decenas de vehículos de conductores que claramente vulneran la ley del tránsito, quienes hacen caso omiso a la señalética instalada y al derecho que tienen cientos de personas de tener un espacio seguro para abordar la locomoción colectiva.
La situación es crítica en algunos puntos y se repite a lo largo y ancho de la ciudad, donde estos paraderos sólo están en el manual de las buenas intenciones, ya que en la práctica no prestan la utilidad para el fin que fueron instalados.
Uno de los ejemplos es calle Copiapó, entre Matta y José Santos Ossa, donde el lugar está todo el día obstaculizado por vehículos, razón por la cual los ocupantes del sistema deben bajar a la calzada para esperar su medio de transporte, exponiéndose al riesgo de sufrir un eventual atropello o accidente.
El tema adquiere mayor relevancia cuando en este sector desemboca gran cantidad de gente que viene desde la zona de clínicas, es decir, embarazadas, mujeres con niños y personas de la tercera edad.
¿Qué hacer ante esta situación? A estas alturas está claro que apelar a la buena voluntad y sensibilidad de los conductores ya no es suficiente, sino es urgente una mayor fiscalización por parte de las autoridades para que estos lugares estén disponibles para los usuarios de taxibuses y colectivos, tal como sucede en todas las ciudades del resto del país.
Hay que ordenar nuestra Antofagasta y eso comienza porque cada ciudadano respete sus derechos y obligaciones, para que no prime la ley de la selva en las calles, algo que puede ser muy peligroso.
De nada sirve tener bonitos paraderos si son sólo estructuras decorativas que quedan en tierra de nadie. Ya es hora de abordar el problema en forma seria y responsable, por la seguridad y respeto de todos.