Los errores que llevaron a la crisis deportiva de Cobreloa en tres años
en descenso. Mal nivel futbolístico, entrenadores que nunca encontraron funcionamiento ideal, refuerzos que no son titulares y problemas de directivos en el camarín influyeron en la deblacle.
La derrota frente a Audax Italiano ahondó una crisis que no se arrastra ni hace dos ni ocho partidos. Pese a que han pasado diversos cuerpo técnicos, todos con metodologías distintas, Cobreloa sigue sumido en una crisis que ayer llevó a un grupo de hinchas a protestar en las afueras de la sede en calle Abaroa, en una suerte de reacción tardía ante una debacle deportiva e institucional que tiene factores definidos y responsables directos.
Fue en el año 2013, después de un proceso liderado por Marco Antonio Figueroa, con plantel estelar que pudo pelear el título pero finalmente terminó tercero y clasificó a Copa Sudamericana que los "Zorros" comenzaron su camino cuesta abajo en la rodada.
Y hay denominadores comunes que a esta altura del torneo, con el equipo a seis puntos de la línea que los salvaría del descenso, nadie puede desmentir o discutir.
Fue desde el período de Jorge García en adelante que muchos jugadores del equipo comenzaron a irse. Quienes llegaron no dieron el tono, salvo contadas excepciones. El mismo Marco Antonio Figueroa dijo en su momento que "tengo que remar con lo que tengo, este equipo está muy mal armado, tengo un sólo jugador zurdo, que es Rodolfo González".
Tras la derrota en La Florida, el delantero Ignacio Herrera analizó al próximo rival y dejó entrever que los loínos asumen esa realidad de pobreza de plantel. "Ellos serán un equipo difícil porque tienen muchas alternativas y nosotros no. Pero vamos a jugarnos todo para poder empezar a rescatar puntos desde ese domingo".
Desde que partió MAF en 2013, los jugadores que se trajo a reforzar la plantilla fueron de más a menos -como Cristián Gaitán, Jonatan Chaves, Gabriel Méndez, Ricardo Martínez, por nombrar a los que prometieron ser figuras- y el resto sólo marcó chispazos sin ser solución cuando se requería. Varios de esos elementos pasaron sin pena ni gloria por Calama, a diferencia de períodos anteriores. "Si el equipo anda mal, yo no puedo tener una buena evaluación de lo que he hecho", comenta Santiago Barboza, delantero uruguayo que llegó en enero.
Tanto Jorge García, como Marcelo y Pablo Trobbiani, así como Fernando Vergara y Marco Figueroa últimamente suman una característica nefasta. Nunca repitieron una formación base, de un partido a otro, lo que demuestra poca confianza en su plantel y serios niveles de rendimiento. Sin regularidad no hay equipo que rinda en el campeonato. "Nunca le echaría la culpa de mi mal rendimiento en Cobreloa a los jugadores. Prefiero asumir que no conseguimos entregar bien el discurso en un grupo que venía dañado", dice Fernando Vergara.
Sebastián Contreras, portero del último partido en la capital asimila que "no hemos podido llevar a cabo la idea futbolística que nos quiere imponer el profe (MAF) y eso es responsabilidad nuestra", recalcó.
Una de las principales causas del desastre del club pasa por las continuas rencillas de intereses personales que dividieron a la mesa loína, con elecciones cuestionadas, arreglos entre sectores para poner directivos al frente de la institución, presidentes amenazando renuncias, grupos que negocian directamente con representantes y no buscan alternativas ni negocian por su cuenta. Lo peor es que mucha de esa polarización llegó al camarín desde el mismo período de Nelson Acosta en 2011.
A ello se suma las pésimas decisiones de directorio que le costaron gran parte del patrimonio por las indemnizaciones a jugadores como Cristián Milla o técnicos como el propio MAF en 2013.
Dicha polarización dividió los vestuarios, con lo que el rendimiento deportivo se fue mermando y haciendo más patente.
Ni la conformación de movimiento autónomo por Cobreloa ni las distintas alternativas de protesta u organización alteraron de la manera más sutil el actual funcionamiento del club.
Sin convocatoria y apelando a la facilidad de reclamar por las redes sociales, tanto los hinchas, socios y autoridades de la zona han sido incapaces de gestionar un cambio de timón que remezca las pésimas decisiones del último tiempo.
El panorama es oscuro y por ahora, nadie se quiere hacer cargo. Quedan nueve partidos, 27 puntos en disputa. Y de ellos, los loínos necesitan 20 para conservar la categoría.