Casi en la víspera de la celebración del Día Internacional de la Mujer, en nuestro país se registró un nuevo femicidio, esta vez ocurrido en Rancagua, cuando un hombre, luego de una discusión, apuñaló a su pareja y posteriormente se suicidó. Se trata del noveno caso del presente año.
La violencia intrafamiliar es una manifestación inhumana del abuso de poder del hombre sobre la mujer, llevando a su anulación y en ocasiones al asesinato.
En Chile, el 35,7% de las mujeres reconoce haber sufrido violencia durante su vida, lo que ha atentado su dignidad y en muchos casos ha destruido la familia.
Cuando se promulgó la ley 20.480, que castiga la violencia intrafamiliar, el número de femicidios tuvo una leve disminución, pero las cifras aún son significativas, lo que revela que falta mucho para lograr un cambio cultural. En 2014 se registraron 40 casos en Chile, la misma cantidad que en 2013, mientras en 2012 sumaron 34, en 2011 llegaron a 40 y a 49 en 2010, según cifras del Servicio Nacional de la Mujer (Sernam).
En una sociedad con rasgos machistas como la nuestra, la mayor participación de la mujer en la sociedad y en el trabajo, genera en ocasiones focos de conflicto al interior de la familia, en especial cuando el marido fue formado según los cánones de un arraigado machismo. También es probable que influya un incremento desmedido en la cultura de la violencia o el repunte de los niveles de alcoholismo y de drogadicción que hacen perder todos los valores. Paralelamente, el machismo ha sido traspasado por generaciones y se contrapone a la idea de que tanto hombres como mujeres tienen igualdad de condiciones, y que deben ser capaces de complementarse para lograr juntos grandes proyectos.
Hoy en día es imposible negar el aumento de participación y opinión de la mujer en muchos aspectos de su vida que antes les eran negados o eran considerados asuntos de hombres.
Más que las cifras, lo que importa es que esta situación debe superarse con la colaboración de todos y debe partir desde la formación de los niños, acerca del respeto a la mujer.
Eso permitirá, sin duda, una mejor sociedad.