"Me siento realizada cuando podemos salvar la vida de un recién nacido"
Dedicó 40 años a salvar vidas, a dar tratamientos a lactantes prematuros. Su vocación de servicio quedó demostrada con creces.
La doctora Carmen Díaz Quiroz, jefa del Servicio de Neonatología del Hospital Regional, es un claro ejemplo de la tenacidad y compromiso de las mujeres.
¿Pese a nacer en Santiago, hizo su vida en Antofagasta?
-Nací en Santiago y llegué a Antofagasta luego de haber terminado mis estudios universitarios y de haberme recibido. Hice una beca que era mixta entre Antofagasta y Santiago.
Recuerdo mi vida en la capital, soy hija única, y desde pequeña me gustó la idea de desempeñarme en el área de la salud. Después me fui perfilando hacia el área de la medicina.
¿Cuándo fue el momento en que supo que quería ser doctora, ayudar a los demás?
-Estando en la enseñanza media tuve la certeza de lo que quería estudiar. Mi deseo era dar atención a las personas, y por eso estudié Medicina en la Universidad de Chile.
Luego me decidí profundizar en el área de Neonatología para salvar a niños que tenían toda una vida por delante. Las familias siempre privilegian la atención de los menores, muchas veces los adultos no se preocupan de sí mismos, pero están muy pendientes de los niños.
¿Cuáles fueron sus primeros desafíos profesionales?
-Cuando comencé en este proceso partí en el Servicio de Pediatría y de a poco nos empezaron a plantear qué subespecialidad nos podía interesar, y yo opté por la parte de los recién nacidos.
En ese tiempo en neonatología no eran muchas las cosas que podían hacerse. No existía el cuidado intensivo neonatal.
Empecé a trabajar en 1978 y en 1982 se abrió la unidad de cuidados intensivos en Antofagasta. Como no había posibilidad de mantener artificialmente a los recién nacidos con complicaciones, la mortalidad llegaba al 50%.
A medida que fue avanzando la tecnología se fue avanzando mucho y hoy la sobrevida de los prematuros es de un 80%.
¿Gracias a las actuales tecnologías, se puede lograr un porcentaje mayor de sobrevida de los prematuros?
-Hoy logramos salvar muchas vidas. El bebé más pequeño que tuvimos en esta unidad pesó 430 gramos. Esas son situaciones que antes nunca hubiésemos pensando que eran posibles de realizar.
Hay un porcentaje de prematuros que tienen malformaciones, y que puedan tener cierta vinculación al consumo de drogas y alcohol, y también a la contaminación. Antofagasta tiene un porcentaje levemente superior al resto de las ciudades.
¿Qué siente al saber que ha podido salvar muchas vidas?
-Es muy gratificante poder salvar la vida de un niño que es tan pequeño y que tiene tantas complicaciones. Da tanta alegría poder verlo crecer, porque se hacen seguimientos después en los consultorios.
Nos vienen a ver, hay un vínculo muy fuerte y hermoso. Esa es la recompensa que uno tiene, al estar en contacto con la familia. Ver a los niños tan graves, siendo tan pequeñitos, y luego saber que están saliendo adelante.
Estamos trabajando en un proceso integrador, donde las familias pueden estar en contacto con ellos. Recibimos a los padres para que vean cómo estamos haciendo nuestro trabajo, propiciamos la lactancia materna, etc.
¿Su trabajo es apoyado por un gran equipo de profesionales?
-Uno tiene que estar preparado para hacer lo mejor posible. En el Servicio de Neonatología trabaja un equipo de muchos profesionales, como médicos, matronas, enfermeras, kinesiólogos, sicólogos, especialistas de pediatrias y cirujanos que atienden las 24 horas. Hay un equipo de 70 personas que en sus distintas especialidades están trabajando por dar la mejor atención a los lactantes.
Esta unidad es la única de la región que tiene la capacidad para atender casos de complejidad.
Por ejemplo, hacemos atenciones de menores nacidos en Taltal, Calama y Tocopilla, entre otros, porque hemos incorporado nuevas técnicas, tecnología, que permite subsanar casos de mucha complejidad.
Familia
¿Su vida familiar también la llena de orgullo?
-Felizmente tengo dos hijos antofagastinos. Mi hija mayor es Carolina que es ingeniero en computación y Juan Andrés es periodista. Ambos están en Santiago. Tengo dos nietas, Antonia y Magdalena.
Estoy en el final de mi etapa laboral y me siento tranquila, feliz por el trabajo cumplido. Quiero disfrutar con mi familia mientras tengo una vida activa.
Me voy muy contenta y pienso que estuve en un tiempo difícil, pero fui pionera en muchas cosas. Incorporamos tecnologías que no existían y logramos la mayor sobrevida de los lactantes.
Me siento realizada y ahora es el momento de que otras personas estén aquí.