La democracia, nuestro sistema de gobierno, pasa hace rato por problemas de una magnitud que al parecer no se han leído del todo bien. Indudablemente que los casos Caval y Penta han sido un severo mazazo, o una campanada de alerta respecto a la magnitud de nuestra actual realidad.

Pero vayamos, al menos por un momento, más atrás. ¿Cuánta gente está votando en los procesos eleccionarios? ¿Qué legitimidad tienen los partidos? ¿Son las mejores opciones las que llegan a postular a los cargos de elección popular en el mundo público? ¿Es atractivo y prestigioso llegar a ese mundo?

Las respuestas no merecen mayores comentarios y en el caso de Antofagasta la lectura puede ser incluso más dramática. La abstención es mucho mayor, la legitimidad, desconfianza campean y la clase política dirigente simplemente parece no estar a la altura de los momentos.

Los desafíos del país y nuestra región son gruesos, pero simplemente no parecen calibrarse del todo. Chile puede saltar al desarrollo, pero los casos conocidos no ayudan, tampoco la apatía que manifiesta buena parte de la ciudadanía y menos la poca altura de muchas autoridades que deben tener como objetivo el desarrollo de la ciudad y su población.

La unión, la propuesta, los proyectos es lo que puede fortalecernos y en eso son responsables primero las autoridades, la clase política que debe ser capaz de lograr consensos, dialogar en torno a los temas de corto y largo plazo para alcanzar los desafíos.

Tal aspecto es un deber ser, un requisito a todo evento para quienes están en lo público, por lo que es de esperar que en algún momento ello se enmiende.

Esperemos que, al menos a nivel local, estemos en el foco que corresponde, más preocupados de construir y trabajar en conjunto que enfatizando las pequeñas diferencias.

La confianza es clave para ello y, por tanto, deben darse espacios para ello.

Antofagasta puede ser un ejemplo, una alternativa, un modelo a seguir porque tiene las condiciones, sin embargo, debemos hacer algo distinto, muy diferente a lo que hoy tenemos.

Antofagasta siempre ha sido una ciudad cara para vivir. En sus inicios, todo, absolutamente todo, era de procedencia externa con el mayor costo que implica una importación. Dada esta realidad es que a mediados del siglo pasado, el Centro para el Progreso, liderado por José Papic, logró que se aprobara la Ley de Frontera Libre Alimenticia, la que liberó de los altos aranceles aduaneros a una serie de productos de primera necesidad, permitiendo su importación en mejores condiciones que los que procedían del sur del país. Sin embargo, el gobierno militar emparejó los aranceles y luego eliminó el control fitosanitario de Caldera, con lo cual se perdió toda garantía y se hizo impracticable importar productos agrícolas de los países vecinos.

Hoy el panorama se presenta más auspicioso. De hecho, recientemente se realizó en nuestra ciudad la Rueda de Negocios del NOA, a la cual asistieron empresarios de Salta y Jujuy, dos centros agrícolas importantes argentinos. Dichos personeros se reunieron con importadores y comerciantes locales, concluyendo que Antofagasta presentaba varios nichos de interés para productos tales como granos, verduras, frutas, carbón y otros. Sin duda que esta oportunidad, puede convertirse en una excelente plataforma de negocios para diversos rubros como el comercio, hotelería, agencias de aduana, etc.

Uno de los aspectos vitales para que esta integración se materialice es contar con medios de transporte adecuados y oportunos. En este sentido, la noticia que el Ferrocarril Transandino Norte, que hace el trayecto Salta-Antofagasta estaría operativo en mayo, es relevante. Lo mismo habría que esperar de las empresas ferroviarias nacionales.

A propósito del llamado que hizo un destacado empresario local en cuanto a "atrincherarnos", si es que la anunciada descentralización no le entrega a la región lo que ésta merecía, estimo que en el tema en comento, debemos estar alerta y con el ánimo de atrincherarnos, si es que del centro del país surgen nubarrones que pretendan dificultar las expectativas precedentemente señaladas, ya que no debemos olvidar que nuestro parlamento ha estado y está constituido mayoritariamente por representantes del agro, quienes han logrado siempre dictar leyes, normas y salvaguardas protectoras para los agricultores.

Informaban de Inglaterra que se había embarcado de regreso al país, vía Estados Unidos, el administrador general de la Compañía de Salitres de Antofagasta, don Alberto Alibaud, acompañado de don Federico Clarke, técnico que le había acompañado en su viaje de propaganda y venta del nitrato en Europa.

La idea de generar un plan para acelerar la integración de América Latina planteó el Presidente Eduardo Frei Montalva a cuatro economistas de distintos países de la zona. La idea es que estas ideas sean conversadas con los mandatarios del continente con el fin de alcanzar un mejor desarrollo del conjunto.

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