Antofagastino murió en box del hospital cuando esperaba trasplante de hígado
donantes. Estaba en el puesto Nº 28 de la lista nacional, por lo que no pudo acceder a la urgente intervención.
La única opción que Pedro Cortés tenía para seguir viviendo era someterse a un trasplante de hígado, pero figuraba en el puesto 28 de la lista nacional de prioridades. A pesar de que esperó todo un año, el ansiado donante nunca llegó y el antofagastino de 42 años murió en un improvisado box UCI en la urgencia del Hospital Regional.
La lista de espera no corrió para él y por eso ahora su familia desea que esta historia se convierta en un mensaje que motive a otros para expresar en vida su intención de ser donante de órganos.
Pedro Cortés desde niño conoció de la vida en los hospitales, ya que le diagnosticaron hemofilia, rara condición que impide la coagulación de la sangre. "Mi abuela siempre lo cuidaba de que no se cayera, pero ¿cómo le explicas a un niño que se cuide de no tropezar al correr o que sea cuidadoso al jugar?", contó su sobrina, Tania Cortés.
diagnósticos
Agregó que su tío tuvo que madurar antes, privarse de juegos típicos de los niños y entender que aunque no lo sentía, estaba muy enfermo. Pero su voluntad era más poderosa y a pesar de su lapidario diagnóstico, jamás se rindió.
A partir de ese día todo se complicó y el 2013 un nuevo diagnóstico se sumó al historial médico: una cirrosis hepática.
"Su salud se complicó y necesitábamos $ 7 millones para internarlo en la Clínica Portada. Su hígado falló y durante diferentes periodos de tiempo cayó hospitalizado", dijo Tania.
crisis
En abril de 2014 viajó a Santiago y en la capital, descartaron la hemofilia como causa de su falla hepática y eso lo derrumbó. "Mi tío fue mal diagnosticado cuando niño, no tenía hemofilia, sino que un problema de plaquetas", aseguró su sobrina.
Tras 42 años cuidándose de una enfermedad que no tenía, ingresó a la lista de espera nacional para un trasplante de hígado. "Quedó en prioridad N°28. Nos solicitaron 30 donantes de sangre y en dos meses sólo llegaron 25. En agosto tuvo ascitis (acumulación de líquido en el sector abdominal) y ya no teníamos tiempo para asimilar las noticias. El tiempo nos jugaba en contra".
El 14 de marzo de este año, viajó a Santiago y tuvo una grave descompensación. Fue atendido y sólo recibió algo para aliviar su estado y para que pudiera asistir a control. Al otro día amaneció peor y comenzó la lucha de la familia por conseguir una cama en la UCI.
No había cupo en Santiago, sólo una cama disponible en Iquique, por ello decidieron traerlo a Antofagasta. "Coordinamos un avión ambulancia para llevarlo, pero ya no estaba en condiciones y el traslado era riesgoso. Quedó en Urgencia del Hospital de Antofagasta, donde le hicieron un espacio en un box de la UCI", relató Tania.
Un día después, Pedro falleció en la cama de ese box a las 6.20 horas, después de esperar un año por un hígado que nunca llegó.
Pedro estudió en el Liceo Comercial y luego se especializó en Administración de Empresas. Disfrutaba escuchando música y era fanático del CDA, aunque por su condición de hemofílico no podía practicar deportes.
Sus últimos años los pasó trabajando en una empresa de reparación de motores y su historia marcada por el sacrificio y el dolor terminó esperando su turno para un trasplante que nunca llegó.
"Hoy recordamos su sonrisa en busca de paz y llamamos a la solidaridad. Donar es vida, vida para nuestro Pedro o para tantos otros enfermos con historias más como la de él", concluyó Tania.
"Donar es vida y no sólo debemos hablar de ello cuando vemos historias en la televisión. La esperanza de mi tío fue real y nuestro dolor también".