¿Para brindar?
Poco se sabe de los mostos hechos con uvas nortinas. Sabemos que el afamado "Tarapacá -ex Zavala" tuvo su origen en viñedos tarapaqueños, cosa que no deja de sorprender. Alguna vez tuve el privilegio de brindar con un tinto dulzón hecho en lagares de Toconao… Y también alcé mi copa para gozar un frutoso "Pintatani", nacido de viñedos de Codpa.
Pero… ¿Qué hay detrás de todo esto?
Bueno, los españoles trajeron cepas para plantarlas en este Nuevo Mundo, cuyas feraces tierras pronto permitieron generosas cosechas. Hubo numerosos viñedos en Matilla, Pica, Quisma y Canchones, en plena Pampa del Tamarugal, cuyos vinos sorprendían por su calidad y obligaban a pedir un "bis" tras cada brindis. Parecía increíble que la tierra del salitre fuese también rica en caldos vinosos.
Pero todo aquello es pasado. Las viñas no desaparecieron ni por efectos de las plagas, por sequía u otro factor natural. Para el caso específico de los viñedos de Canchones, fue el Estado, con ese centralismo que nos estrangula, quien determinó y sentenció su destino: talar o arrancar todas las vides, de manera que no lleguen al centro del país otras uvas que no sean las que provienen de Atacama o Coquimbo. De esa tala se salvó el valle de Codpa, donde todavía escurren caldos de "Pintatani".
Una vez más los caciques del Mapocho nos dieron una bofetada: una actividad económica que existía desde los tiempos mismos de la colonia, desapareció a consecuencias de decisiones administrativas tomadas en la capital, a mediados del siglo pasado.
Pero, soplan buenos vientos. Universitarios iquiqueños plantaron nuevos viñedos. Las vendimias han sido auspiciosas y han obtenido buenos mostos. Razones hay -entonces- para brindar por la porfía de los nortinos, alzando las copas para demostrar que no nos doblegan los intereses ni las decisiones centralistas. Para que sepan en el Mapocho que aquí hay coraje para enfrentarse a sus absurdas decisiones.
Descorchemos y brindemos… ¡Salud!