Las bipolaridades del Estado de Chile
Durante las pasadas 'celebraciones' del denominado 'Día del Joven Combatiente' una nueva víctima de Carabineros perdió la vida cumpliendo su deber, convirtiéndose en otro de los tantos mártires de la institución.
El cabo segundo Alejandro Gálvez, de 30 años, sufrió un impacto de bala en el pecho, dentro del vehículo policial en que realizaba un operativo en la comuna de Pedro Aguirre Cerda, en la Región Metropolitana.
Exuniformados han insistido y reclamado por la impunidad en que terminan muchos de estos casos, además de la sensación de orfandad que enfrentan los oficiales al combatir la delincuencia y, en especial, actos de grupos más violentos.
Paralelamente, se han conocido detalles del texto Informe de Derechos Humanos para Estudiantes, elaborado por el Instituto Nacional de Derechos Humanos -INDH-, el cual sostiene, en una de sus partes, que: "Las detenciones en las marchas han sido un elemento de represión que ha utilizado Carabineros para evitar la reunión libre de personas que luchan por sus derechos".
Tanto Carabineros como el INDH son organizaciones del Estado; sin embargo llama la atención el grave tono y la sorprendente generalización en una materia tan delicada como la citada.
El Instituto aludió a que cumple sus objetivos y su "obligación legal es la promoción y protección de los derechos humanos en Chile".
¿Es aquello lo que piensa el Estado de sus carabineros? ¿O defiende a la institución? ¿Qué mensaje le damos a los jóvenes y a la sociedad?
El juicio del Instituto aparece, al menos, muy audaz e injusto.
Por otro lado, bien debiera reconocerse que los derechos humanos nos protegen a todos y no sólo son propiedad de un sector de la población.
Queda la impresión que el escrito del INDH es demasiado liviano y hasta parece desconocer lo que ocurre con algunas minorías de exaltados en determinadas marchas. Se trata de hechos públicos y conocidos. Soslayar aquello y más es de una ingenuidad sorprendente.