Gloria Miños Castillo nunca se da por vencida. Para ella la clave del éxito está en la perseverancia, en el compromiso con los hijos y la familia.
Como vicepresidenta de la Asociación de Padres de Niños con Parálisis Cerebral (Asonipac), dice que hay mucho por aprender. El mensaje que les da a las mujeres es que siempre luchen y compartan sus experiencias.
Para ella tener a un niño con capacidades distintas es una bendición de Dios.
¿Cómo recuerda su infancia en la pampa salitrera?
-Con mi familia vivimos en María Elena y Pedro de Valdivia. Soy pampina de corazón porque llegamos cuando yo tenía seis años. Fueron tiempos lindos, una experiencia única y maravillosa. Es algo que no se vive en todas partes. Somos cinco hermanas y sólo la última nació en Pedro de Valdivia. Las mayores nacimos en Putú, un pueblo que queda en la Séptima Región.
¿Vivieron tiempos de mucho sacrificio, pero de gran unidad?
-Mi familia trabajaba en la agricultura y la ganadería, pero mi padre quiso emprender nuevos rumbos y se vino en un "enganche" para las salitreras en 1955.
El fue cargador de tiros y después empezó a trabajar como operador de máquinas pesadas. Aunque los tiempos eran difíciles tuvimos una niñez muy bonita.
Como éramos varias hijas mi madre empezó a trabajar con pensionistas. Vendíamos roscas, hallullas, empanadas, todo como una forma de ayudarnos.
Tras egresar de cuarto medio me dediqué a trabajar porque mi papá se enfermó. El tuvo un derrame cerebral y estuve seis meses hospitalizado en Santiago.
¿Entonces desde muy joven tuvo que trabajar para ayudar a su familia?
-Siendo la mayor de las hermanas quise colaborar con mi familia, entonces con 17 años me fui a trabajar de niñera, época de la que tengo lindos recuerdos. Trabajé para un subteniente de Carabineros cuidando a su hija de tres meses, y estuve con ellos hasta que la niña tenía 5 años.
Después me fui a trabajar a Santiago y estuve dos años allí. Tuve que devolverme porque mi mamá enfermó luego de sufrir una pérdida fetal. Estaba embarazada de 38 semanas y perdió a su hijo, nuestro hermano menor.
Me quedé trabajando en Pedro de Valdivia en un casino. Empecé como ayudante de cocina y llegué a ser supervisora. Trabajé allí doce años.
¿Cómo fue la etapa de ser mamá, de asumir importantes desafíos?
-Tuve mi primera hija a los 21 años, ella es Solange. A los 24 años me casé con Pedro Alfaro, mi compañero de toda la vida, que es operador de maquinaria pesada. Tres años después tuve a mi segunda hija, Jocelyn, y luego a Pedro.
Cuando mi hija mayor tenía un mes de vida me hice cargo de mi sobrina, Camila. Todos pensaban que eran mellizas, nunca ha habido diferencias, mi sobrina es mi hija también. Entonces yo hablo de mis cuatro hijos.
Como mamá primeriza yo no tenía mucha experiencia, mi hija mayor nació a las 42 semanas y por una hemorragia de parto ella tuvo sufrimiento fetal. En aquellos tiempos yo no tuve nada de apoyo profesional para ayudar a mi hija.
Ella se sentó a los siete meses y caminó a los tres años, pero lo que hoy es mi hija fue gracias a mi esfuerzo y al incentivo que le di. Cuando nació mi nieta, mi hija tenía 30 años, y Martina nació con una parálisis cerebral.
Tratamiento
¿De esa forma conoció el mundo de la parálisis cerebral, los tratamientos, los especialistas?
-A los seis meses fue derivada a la Teletón, y allí la evaluaron. Empecé a buscar información, porque la parte más grave que tenía mi nieta era la kinésica y fonoaudióloga.
Por una persona me enteré que existía Asonipac y llegué hasta acá. Ellos evaluaron a mi nieta y la aceptaron. Hemos visto grandes logros.
Asonipac es un centro de rehabilitación neurológica donde funcionan kinesiólogos, fonoaudiólogos y terapeutas ocupacionales.
Gracias a estos profesionales Martina que tiene cuatro años y seis meses, aprendió a saltar y a incluirse con otros niños. El año pasado la puse al jardín, y cuando la evaluaron logró un 13%, pero con un intenso trabajo logramos que subiera a 63%.
¿Qué es Asonipac? ¿Cuál es la labor que desarrollan?
-En Antofagasta hay muchas familias que necesitan apoyo, orientación. Actualmente en Asonipac son atendidos 20 niños. El ingreso más reciente que tenemos es el de una niñita de seis meses, y el mayor de los alumnos tiene 36 años. No hay límite en la edad para el ingreso.
Cualquier persona que tenga un niño con discapacidad motora puede acercarse a la asociación para ser evaluado. Somos una asociación sin fines de lucro. Para financiarnos hacemos rifas, bingos, platos únicos y el próximo 28 de abril realizamos una colecta.
¿Están organizando una colecta, la primera de Asonipac?
-Efectivamente se trata de la primera colecta que realizaremos y estamos autorizados por decreto municipal. Estamos en calles Matta y Prat, y en el Jumbo Sur y en las cercanías de la Municipalidad.
Estaremos identificados y vamos a entregar una tarjeta de presentación. Estaremos desde las 8.30 horas hasta las 2 de la tarde. El dinero que se obtenga será para renovar implementos de la sala de rehabilitación.
Estamos en calle Colombia N°842, a un costado de la plaza El Olivar. Nuestro correo es asonipac@vtr.net. La presidenta de la entidad es Irene Pérez, quien está desde hace diez años en la asociación.