Simone Combatti Flores, es una niña de sólo 7 años que desde un comienzo pintó para ser ganadora en el deporte que más le gusta: la esgrima. Y lo está cumpliendo.

Ya es campeona nacional con la espada y posee un enorme potencial para ser una de las más grande de este deporte.

Es hija única del matrimonio compuesto por Roland Combatti y Gabriela Flores. Comentan que Simome antes de llegar a la esgrima tuvo un paso por el ballet, pero que dejó de lado al conocer la esgrima.

orgullo

Fue en su colegio, el Antofagasta British School (ABS), donde cursa el segundo básico "Mozart", con un promedio de notas 6,6, lo que enorgullece más a sus progenitores.

Un día en que su madre la fue a buscar, pasaron por el gimnasio del establecimiento porque "algo había, ya que se escuchaban gritos de alegría".

Simone se quedó sin habla cuando vio que habían combates de esgrima y de inmediato reaccionó con "mamí, quiero hacer eso".

De aquello hace dos años, en 2014 compitió como Sub 7, y esta temporada ocupó el verano para practicar. En marzo fue al Sub 8 y 9 en San Francisco de Mostazal, donde se consagró campeona de Chile en esa categoría y en Sub 7.

En Santiago hubo una Copa París Inostroza, en homenaje al gran esgrimista chileno, y la rubia antofagastina arrasó.

dibujar y pintar

Simone, ¿que es lo que más te gusta hacer?

-Me encanta competir, pero también dibujar y pintar.

¿Es cierto que tus rivales te tienen miedo?

-No sé, pero a lo mejor sí, porque siempre les ganó. A lo mejor se asustan con mi espada y los movimientos que hago con ella.

Además de esgrimista, ¿qué más te gustaría ser cuando grande?

-No sé, quizás sea doctora, profesora como mi mamá o ingeniero como mi papá.

LOS PAPÁS

Está claro, Roland y Grabiela, que pueden tener una esgrimista del más alto nivel en la familia...

-Estamos muy contentos. Y aunque no lo fuera, la adoramos igual y queremos que ella sea feliz con lo que más le agrade hacer a medida que crezca.

¿Que viene ahora para ella?

-Ir a Punta Arenas y después a Arica. Nada menos.

Si revisamos la historia del CDA desde su fundación, en 1966, vemos que en 49 años de vida ha tenido 56 entrenadores, dando un promedio de 1.14 por año.

Este es un dato muy significativo en aras de hacer un análisis de estabilidad institucional. Y expresa la carencia de una filosofía de club. De una manera de hacer las cosas.

Salvo en sus inicios, en que el entusiasmo y novedad por albergar un club profesional de fútbol la ilusión se palpaba en la cara de los hinchas locales, el deambular de los "Pumas" no ha pasado, excepto contadas excepciones, de ser un acompañante no molesto para los históricos del fútbol nacional.

Y aquí estamos, con el club luchando por salir, una vez más, de una situación deportiva muy peligrosa.

Y mucha gente se preguntará qué camino debemos escoger, como reconducir este club a la deriva. La mejor opción pasa en que el mando lo tome gente capacitada y que lleve el club a una alta profesionalización en toda su estructura.

El club debe elegir una estrategia definida y expresada con claridad y tener el suficiente coraje para aplicarla de manera decidida y coherente.

¿Dónde queremos ir como club? ¿Cómo jugaremos? ¿Cómo mejorar el producto? ¿En qué somos o podemos ser mejores que nuestros rivales? Estas y mil preguntas más se debe de hacer el grupo de los futuros gestores.

¿Queremos aspirar a ser líderes y marca sudamericana? ¿O sólo queremos ganar campeonatos dentro de Chile en forma rentable. Ganando dinero? ¿O queremos mantenernos en la primera división, eso sí, gestionando con buen criterio el presupuesto disponible?

La respuesta a todo esto nos señalará el camino a recorrer. Pero a la vez sabemos que el deporte es expresión, conciencia, emoción e identificación, valores olvidados y maltratados por la poca capacidad de la directiva actual. No puede ser que, siendo Sociedad Anónima se pelee no descender.

La tarea que espera a los nuevos gestores es la integración del club en la sociedad local. Que haya orgullo por hablar del CDA y no resquemor como hoy en día. Gestionar con profesionalidad, con criterio y con el corazón abierto para recibir a los que hoy están desencantados.

¿Quo vadis CDA?

Eduardo Galeano.