"La televisión pública está matando el cine chileno"
Gonzalo Frías cree que no siempre es él quien formula las palabras que salen de su boca, sino que las asocia a citas de los personajes que ha visto o leído. Creció en una casa donde todos los días veía películas distintas y cuando pequeño, se hacía pasar por amigo de niños desconocidos para poder entrar en las casas de quienes tenían VHS. Así fue como vio Batman y Rambo.
Con más de quince años en las pantallas del programa "7mo vicio" del canal por cable Vía X, Frías se atrevió a incursionar en la literatura y visitó la Filzic para presentar su primer libro titulado "Tracking".
¿Por qué el cine? ¿Cuándo tuviste tu primer acercamiento?
-Más de que acercarme yo al cine, fue el cine el que se acercó a mí. Desde pequeño veíamos películas con mi papá en Las Cruces, sin saber que eran películas, sino que las veía como imágenes que se cruzaban. Mi papá era el erudito de las películas, crecí en una casa en donde fui una esponja pequeñita, nunca me explicaron que las películas eran películas. El cine forma parte de mí desde que tengo memoria. No tuve otra opción y si me preguntas, no hubiera querido tener otra opción.
¿Te marcó alguna película cuando niño?
-No sé si hay alguna en particular porque crecí en una casa en donde todos los días había una película distinta, pero algunas sí me marcaron, como "Bambi" que fue muy importante en mi crecimiento, "Los Goonies" por mi abuelo, "El Imperio Contraataca" por mi papá y todo lo que involucra mi relación con él y la figura de Darth Vader. Podría decir que "E.T." es una película que vi mucho cuando niño, pero no en VHS porque no había, pero sí la fui a ver muchas veces al cine.
Has trabajado en el formato audiovisual, ¿por qué te decidiste por literatura y no directamente el largometraje?
-Cuando hago el "7mo vicio" no siento que sea un conductor de televisión, si me paras en cualquier escenario haciendo un programa como "Yingo" no podría hacerlo porque "7mo vicio" es mi hábitat, a pesar de que mucha gente me asocia con el hecho de ser rostro. En un principio no sabía que estaba haciendo un documental, sí sabía que estábamos grabando una idea que me parecía muy interesante. Lo que sigo son las historias que quiero contar más que estar pensando en el formato y en esta oportunidad, mi historia se acomodó más al libro.
"7mo vicio" es uno de los programas más antiguos de la televisión por cable, ¿por qué crees que lleva tantos años al aire?
Puede ser porque el "7mo vicio" en sus inicios, en el año 1998, partió siendo un programa de nicho antes de que existiera el término "programa de culto", después con el tiempo me han dicho que es un programa de nicho o de culto, pero en ese tiempo no tenía idea. Hay días en que el "7mo vicio" es lo más visto del canal, pero es un programa que tampoco tiene auspiciadores, lo que hace aún más enigmático el hecho de que siga al aire. Además yo me siento me siento muy feliz y tranquilo haciéndolo.
¿Escribías antes de "Tracking"?
-Soy súper lector, pero de esos que abren cualquier página y leen algo corto. Me encanta Claudio Bertoni por ejemplo, pero meterme en una novela es un compromiso que no puedo tomar porque necesitaría horas que no tengo para poder sumergirme en eso, me interesa mucho más lo que tenga que decir la gente que ya lo leyó. Soy de los que anotan las frases que me interesan, hay un montón de literatura oral, hay muchas frases muy buenas y entretenidas en la calle que podrían ser excelentes tweets pero proviene de gente que no tiene Twitter.
Trabajaste durante tres años en "Tracking", ¿por qué lo llamaste así?
-Lo entretenido del nombre es que los VHS tienen un botoncito en donde se puede ajustar la imagen cuando está muy carreteada, cuando la imagen se desajusta y pasan líneas. Con el tracking estabilizabas la imagen para que la película pueda correr mejor. Por otra parte, si alguien se pierde en la montaña y quisieras encontrarlo, tienes que seguir los "tracks" que son los rastros o huellas. Me gusta ese concepto, además justifica mi rostro en la portada del libro porque para mí el tracking realmente funciona en la cabeza y en los recuerdos, y los recuerdos no están en full HD sino en un formato más VHS, con desperfectos.
¿Identificas alguna banda sonora de una película con tu vida?
-Me encanta viajar en bus aunque sean miles de kilómetros porque tengo la facilidad de dormir mucho en los viajes, así que me vine a Antofagasta escuchando la banda sonora de "Interestellar", la película de Christopher Nolan. Venía saliendo de Santiago, una ciudad con muchas luces y urbanidad, cuando de repente abro la cortina del bus y me encuentro con un desierto enorme con sol, era como estar en Marte. Tuvo todo el sentido del mundo que la banda sonora de mi día fuera esa y aunque me cuesta definir una para mi vida, puedo decir que la banda sonora que más me ha marcado es la de la película La Delgada Línea Roja.
Ha aumentado el cine en el país pero no así en región, ¿Cuál crees tú que deberían ser las políticas públicas para fomentar la producción cinematográfica en región?
-El otro día leí en el diario que los principales cineastas escolares venían de Futaleufú, La Pintana y Villa Alemana, pero además de esa pequeña nota en el diario, ¿Cómo te enteras de eso? Están pasando muchas cosas pero nadie las sabe. La televisión pública está matando el cine chileno, TVN cuando compra los derechos de exhibición de películas nacionales les da un horario en que prácticamente nadie las puede ver. "Kramer" fue la última película chilena de éxito, o los chicos de "El Club de la Comedia", pero no por términos cinematográficos, sino porque es para gente acostumbrada a ver televisión, entonces cuando van al cine quieren ver la televisión en el cine. Hace como seis años que no se exhibe una película de animación chilena, pero están pasando cosas interesantes y no sabemos dónde se exhibe. No necesitamos crear cineastas, sino crear cinéfilos.
En Antofagasta no existen escuelas de arte y todos deben emigrar de la ciudad, ¿qué consejo le darías a las personas que tienen ganas de incursionar en el mundo audiovisual?
-Yo creo que están viviendo en la mejor época, si esto pasara en los 90 necesariamente tendrías que mandar a pedir una cámara, que son caras. Ahora se puede hacer un programa exitoso en YouTube y los auspiciadores van a correr a ti.