Mistral en Antofagasta
Sigo trabajando en mis cosas. Tengo casi listo mi libro Gabriela Mistral en Antofagasta: años de forja y valentía. Solo me falta pasarlo en limpio para dejarlo listo, y ponerme a pensar ¿dónde conseguir un editor? Desde provincia este problema es muy serio, pues la carta no siempre dice lo que debe decir y cómo debe decirse… porque algo hay que intentar: no vale la pena escribir libros para que duerman ahí.
Es un libro de menos de 200 carillas, con algún material desconocido, con algunas conjeturas válidas y con algunos lugares comunes que no conviene olvidar. La niña Lucila Godoy (21 años cuando llegó) estuvo en Antofagasta un año y medio, en una época en que la educación de la mujer era "un adorno" (así se la definía) y cuando la circunstancia social de esta ciudad no alcanzaba a sobrepasar el nivel de una oficina salitrera, con una bahía repleta de veleros salitreros franceses, alemanes, ingleses y nada más.
Y en cada puerto había una casa de putas famosa. En Taltal, "La Pecho de Palo"; en Antofagasta, "La Vuskovic" y en Iquique "La Petipuá" (La petit Pois) o "las francesas". A estas casas sólo podían llegar "los chaquetas blancas", que eran los altos empleados de las compañías extranjeras. Ese fue el Antofagasta de la Gabriela, donde escribió y publicó varias cosas que he recopilado.
Pillé una carta que le remitió esta Lucila Godoy al periodista Arturo Ossandón de la Peña, de El Día, de Valparaíso, donde le dice: "Escribo de tarde en tarde en "Sucesos"…" Y tendré que perseguir este dato, pues ella usó en Antofagasta el seudónimo de Gabriela Mistraly (con y) y, al parecer, también lo usó en sus colaboraciones a "Sucesos". Entonces, no fue muy seudónimo ese Gabriela Mistral con que se presentó a los Juegos Florales de 1914. Por lo menos, Magallanes Moure tenía que saberlo. Y fue uno de los jurados.
N. del E.: El texto es parte de la revisión de "Cartas" de Mario Bahamonde a Gonzalo Drago y es trabajo inédito del linternista Sergio Gaytán M.