Hace algunos años, una importante universidad norteamericana, preocupada de buscar nuevas formas de permitir el acceso a la educación superior, en ese país, invitó al señor Lee Iacocca, quien destacó como un gran visionario y el más exitoso empresario de la historia de EE.UU. , a que aportará ideas sobre este sustantivo tema.
Grande fue la sorpresa de la audiencia, cuando Lee fue convocado al estrado, y con la sencillez que lo caracterizó siempre, señaló que su aporte se refería a una sola frase: "Estimados profesores, por favor, enséñenles a pensar a sus alumnos".
Indagando sobre este singular personaje, pude constatar que el padre de Lee, Nicola Iacocca, ejerció en su hijo, una gran influencia, había sido, ante todo un padre cercano, preocupado de guiar los intereses de su hijo, atento a sus debilidades, para apoyarlo y además, muy despierto a potenciar sus fortalezas. Su padre, sabía muy bien que, "somos lo que creamos". Nicola, fue fundamental en la formación de Lee; también sabía de la premisa, de que lo que logramos ser en la adultez, viene de las experiencias que tenemos durante nuestra niñez. También le inculcó un alto sentido de la responsabilidad y el deber en la vida. Además le demostró con el ejemplo, que debía ser humilde, pero nunca rendirse ante la adversidad, por el contrario, enfrentarla con un rostro positivo.
Le enseñó que una sana dosis de ambición, es necesaria para alcanzar las metas que cada uno nos proponemos en la vida y que tan sólo la perseverancia, le permitiría lograr sus objetivos, además de posicionarse en un mundo que, gradualmente se iría convirtiendo en más competitivo. Siempre repitiéndole: "Somos lo que creamos". Estimados lectores, ¿en qué mundo vivimos hoy? Incluso personalmente, muchas veces, me rebelo ante esta voraz competencia, que en oportunidades no respeta nada.
Nicola, fue visionario como padre, no enseñó de valores, los vivió a diario en el seno de la familia, como jefe de hogar, funcionario en su trabajo y como leal amigo en su entorno social, frente a su hijo. El ejemplo, fue la Escuela de Lee.
Hoy, es urgente el apoyo de la familia, recordemos siempre, que detrás de cada niño exitoso, habrá siempre un buen docente, pero será evidente, el insustituible apoyo de la familia, quien les debe hacer "pensar", que su futuro en esta vida, depende de aprovechar las oportunidades que se le ofrecen hoy, para construir un mejor mañana.