Estatuto etnoficcional
"Buenas noches los pastores", "Actas de Marusia" y "Actas del Alto Bío-Bío", de Patricio Manns, se adhieren plenamente al estatuto etnoficcional pues sus espacios narrativos son el puerto de provincia adyacente al mundo chilote; la desértica oficina salitrera Marusia, lugar de trabajo de muchos obreros cuya composición étnica era mayoritariamente aymara, nación con habitantes de Chile, Perú y Bolivia.
En la zona tiene lugar el explosivo crecimiento en el país del anarcosindicalismo y el comunismo, a partir de las primeras décadas del siglo XX. En la novela ello se expresa en el recuerdo mitificado de Luis Emilio Recabarren (1876-1924) -fundador del partido Comunista de Chile- realizado por Gregorio Chasqui, único obrero con formación ideológica. Y Ranquil y Lonquimay, el agro cordillerano habitado por la etnia mapuche-pehuenche; en definitiva, el espacio está fuertemente simbolizado y, por consiguiente, tiene una gran carga etnoficcional.
En "Actas del Alto Bío-Bío", es relevante el hecho de la prolija descripción que se hace de dos ceremonias colectivas mapuches: el Mingako y/o Medán de casamiento del protagonista José Segundo Leiva Tapia, consistente en la organización del festejo de casamiento y la construcción de su casa y el Apol, fiesta comunitaria donde se da muerte a corderos introduciéndoles especias en el torrente sanguíneo, ceremonia prohibida por el Estado chileno a principios del siglo XX.
Por otro lado, en el afán de registrar habitus socioculturales, la etnoficción recurre a los mitos primigenios, a relecturas de mitos y a la narración de prácticas ritualísticas o ritos de iniciación, hecho que es muy gráfico en el caso de las novelas de Manns, donde el mito se modeliza como una forma de expresión simbólica de la realidad; en sus novelas hay una reflexión sobre los mitos, utilizándose como material de su literatura, ya que ellos "están presentes hoy, son un tejido vivo en los textos y se reactualizan constantemente" (Usandizaga).