"Historia del Huasco"
Un signo de inestabilidad del país, fue la abolición de la constitución de 1823. En Vallenar un foco de sublevación detonó el 23 de diciembre, cuando parte de la tropa acuartelada se alzó en armas, dispuesta hasta perpetrar el saqueo de la villa.
El riesgo fue salvado por prisioneros españoles que respaldaron a las autoridades. El motín terminó con la aplicación de la ley marcial a los cabecillas y otros implicados.
1825 trajo las noticias "del triunfo definitivo" de la expedición libertadora del Perú, a la que tanto contribuyó el Huasco con hombres y dinero, y el emprendimiento de La Serena para generar por medio de su asamblea provincial, una gestión política con miras al reordenamiento administrativo de un país otra vez en estado de desasosiego. Es su aspiración predominante la redacción de una nueva carta constitucional.
Se presenta en ese marco, como diputado por Vallenar, otro nítido personaje local de la época, José Agustín Cabezas, a quien Joaquín Morales en su Historia del Huasco, muestra en la escena pública, a partir de 1808, como procurador de la villa.
Fue causa de tirantez entre la Municipalidad de Vallenar y la Asamblea de Coquimbo una supuesta condición de dependencia y participación de sus entradas que reclamó aquélla respecto del nuevo Cabildo de Freirina, pero a pesar del subido tono a que llegaron las notas, el diferendo se resolvió al quedar del todo deslindados los territorios de cada uno de estos municipios, en noviembre, 1829.
Sostiene Morales que desde la separación del territorio de Freirina comenzó la rivalidad entre el gobierno de esa villa y el de Vallenar. Irregularidades o diferencias de criterio en elecciones comunes a los dos departamentos, tensaron las relaciones entre ambos, y esa discordia se acentuó con ocasión de los turnos de agua del río.
"Eterna manzana de la discordia", llama a este asunto el historiador. Morales es ecuánime y justo en este tema. Freirina y Vallenar han compartido el río y el valle.