Desde que se conoció el alcance de la primera etapa de la gratuidad para la educación superior, que regirá a partir de 2016, la crítica de los dirigentes estudiantiles locales apuntó a lo insuficiente de la reforma que consideran "un nuevo tipo de beca", más que un cambio profundo en el sistema de financiamiento universitario.
La propuesta del Gobierno habla de gratuidad para el 60% de los estudiantes más vulnerables de las universidades pertenecientes al Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas (Cruch), de los Centros de Formación Técnica (CTF) e Institutos Profesionales (IP) acreditados y sin fines de lucro.
Además asegura que los alumnos de las instituciones que el próximo año no ingresen al sistema gratuito o no pertenezcan al 60% de la población más vulnerable y cuenten con ayudas estudiantiles como becas y créditos, seguirán con estos beneficios o en el caso de los estudiantes nuevos podrán optar a ellos.
Juan Carlos Caiceo, presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica del Norte (Feucn), y Juan Manuel Armayor, presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Antofagasta (Feua), analizaron la propuesta y realizaron una profunda crítica a la reforma.
Insuficiente
Para Caiceo, la reforma es insuficiente, discriminatoria y alejada de la realidad estudiantil chilena. "Nosotros no nos identificamos ni segmentamos como estudiantes que pertenecemos o no al Cruch. Eso pasa a llevar a muchos compañeros que son igual de humildes, cuyo único pecado fue elegir una institución privada", sostuvo.
El dirigente valoró la iniciativa, sólo desde la perspectiva que abrirá la puerta a la educación superior a un porcentaje de estudiantes que aunque menor, antes de la reforma, no tenía esa posibilidad.
Pese a ello, el 60% de gratuidad para los planteles del Cruch, no basta para Caiceo y la cifra quedaría corta para el resto del país. "Yo veo esto como una beca y no como educación gratuita, por eso me es difícil encontrarle algo positivo a la reforma".
Agregó que desde que se gestó el movimiento estudiantil, el objetivo es que la autoridad entienda la educación como un derecho con acceso irrestricto para todos los estudiantes por igual.
El presidente de la Feucn dijo que hay muchos aspectos que la reforma dejó fuera y que de alguna manera, lo que el Gobierno hizo fue inyectar recursos para una nueva forma de subvención.
"No hay un cambio de fondo y eso es lo que nos separa del Gobierno porque creemos que debe haber un financiamiento directo para que la educación realmente se convierta en un derecho. Eso le falta a esta reforma".
Financiamiento
La crítica de Juan Manuel Armayor, presidente de la Feua, apunta a la continuidad del mismo modelo de financiamiento.
"Esta reforma no elimina la lógica de mercado en la educación, continúa con el sentido de competencia y sistema de becas y beneficios para los sectores más vulnerables cuando lo que buscamos como movimiento es que sea un derecho social".
Agregó que si bien la gratuidad será para el 60% más vulnerable de las instituciones del Cruch, la mayoría de los jóvenes asisten a universidades privadas, entonces el beneficio sería sólo para el 18% de la totalidad de los estudiantes de Chile.
Otra de sus preocupaciones, y que expuso ante la Comisión de Educación, es qué ocurre si una institución no alcanza a reunir el 20% de estudiantes pertenecientes a los quintiles 1 y 2 necesarios para obtener la gratuidad.
"Le pregunté a la diputada Vallejo y ella respondió que la quintilización podía ser en proporción a las localidades porque acá en Antofagasta se entiende que por el costo de vida los quintiles son distintos, por ejemplo, a Valdivia o Santiago", explicó.
vigencia
Para el dirigente estudiantil, hay muchos aspectos de la reforma que siguen en el aire y lo único claro es la entrada en vigencia de la gratuidad parcial en 2016.
Esto pasaría porque el Gobierno no se ha sentado a discutir con ellos cuáles son los principios reales de la Educación Pública.
"Hay muchos situaciones que nos dejan dudas sobre la real propuesta del Ejecutivo, es decir con quién realmente quiere conversar y con quién quiere definir la educación que Chile necesita, si con los empresarios o con los actores del movimiento social que somos los estudiantes y los profesores", concluyó.