Avance de los desiertos
Esta semana se conmemoró el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía. Chile es un país que sabe de qué se habla cuando se abordan ambos fenómenos, y es por eso que la lucha por la sustentabilidad hídrica se ha transformado en una de las tareas que está abordando el actual Gobierno.
La Unesco reconoce que la desertificación es "la degradación de las tierras en las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas resultante de diversos factores tales como las variaciones climáticas y las actividades humanas".
Uno de los principales problemas asociados a la desertificación y la sequía es la merma en la capacidad productora de alimentos. El lema para este día fue "Lograr la seguridad alimentaria para todos a través de sistemas alimentarios sostenibles".
Entre 2012 y el 2014, una de cada ocho personas a nivel mundial no tuvieron acceso a los nutrientes necesarios. Mientras la población sigue aumentando, el porcentaje de suelo disponible para cultivar disminuye y cada vez resulta más difícil recuperar tierras degradadas para garantizar la seguridad alimentaria.
Según las estimaciones, 24 billones de toneladas de suelo fértil desaparecen cada año y durante los últimos 20 años se ha perdido una superficie equivalente a la superficie agrícola de los Estados Unidos. En Chile, la desertificación avanza un metro al día, según informaba el Museo Nacional de Historia Natural. Son datos que deben llevar a todos a mantenernos prestos a trabajar para enfrentar esta realidad.
Es un trabajo que puede tener muchas dimensiones. Primero, la comunidad científica y académica a través de propuestas tecnológicas que impulsen una agricultura sustentable y capaz de enfrentar el cambio climático. El Estado busca asegurar estándares ambientales y entregar el apoyo necesario para mejores prácticas que hagan sostenible la conservación y recuperación de suelos.
Pero en el fondo, se trata de que el ser humano, en todo ámbito de la vida, tome conciencia del impacto que puede provocar cualquier actividad que realiza, más si se trata de aquellas reconocidas como atentatorias contra el medio ambiente.